El alajuelense tuvo que vender tamales junto a su esposa, Ada Hernández, y pedir colaboración a varios amigos de la iglesia a la que asiste para sacar los pasaportes de ambos y pagar los tiquetes de avión.
El alajuelense tuvo que vender tamales junto a su esposa, Ada Hernández, y pedir colaboración a varios amigos de la iglesia a la que asiste para sacar los pasaportes de ambos y pagar los tiquetes de avión.