La leyenda nació porque una nieta de Luisa Otoya se casó y le fue a dejar el buqué al mausoleo para que le bendijera el matrimonio.
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La hermosa jovencita que nació en 1857 se llamaba Luisa Otoya, era hija de los adinerados costarricenses que fundaron barrio Otoya en el puro corazón de San José. Como dijimos, lo tenía todo, sin embargo, no había conocido el amor a pesar de tanta abundancia y comodidad.