Don Gerardo Segura Soto, un valiente vecino de San Rafael de Alajuela, es un ejemplo de perseverancia, ya que él vende ceviches mientras utiliza un tanque de oxígeno.
Su historia refleja la lucha diaria de las 900 mil personas que, como él, forman parte del sector informal de empleo en Costa Rica, buscando salir adelante a pesar de su enfermedad.
En La Teja nos comunicamos con don Gerardo, pero debido a la falta de oxígeno no podía hablar, así que conversamos con su esposa, Marjorie Murillo Espinoza, quien muy amablemente nos contó la situación de su pareja y cómo luchan día a día para salir adelante.
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Murillo contó que la enfermedad de su esposo inició en el 2020, cuando trabajaba en construcción. Ella detalló que notaba que don Gerardo tenía cierto agotamiento para hacer cosas básicas como hablar y caminar.
“Un día ya no podía respirar bien y nos fuimos a dormir a la sala, pero las cosas se empezaron a complicar. Cuando llamé a la ambulancia, el paramédico me indicó que mi esposo tenía un infarto”, comenzó diciendo.
A este señor, de 43 años, constantemente le daban crisis respiratorias, por lo que en el trabajo lo pasaban incapacitando, hasta que se quedó sin empleo. Además, le dio un derrame facial y tres infartos que le provocaron insuficiencia cardiaca (incapacidad del corazón de bombear sangre), la cual le afectó los pulmones; por esa razón usa oxígeno, es hipertenso, diabético y tiene obesidad grado dos, porque tiene que estar en reposo.
“Hace poco le hicieron dos bloqueos craneales. Medio cráneo de él está bloqueado. Es como una operación en agujas, su doctor dice que por el estado del corazón de Gera no se puede pasar a una sala y abrirlo debido a la insuficiencia cardiaca que tiene”, comentó doña Marjorie.
Para esta pareja no ha sido nada fácil porque después de que Gerardo se quedó sin brete, ya no tenía cómo pagar sus cosas; de hecho, los desalojaron del departamento donde vivían. Incluso, ella contó que no puede trabajar porque tiene que estar pendiente de las citas, medicamentos y el tanque de oxígeno de Gera.
Marjorie nos confesó que después del desalojo, sus papás le dieron un cuarto, donde viven hace poco más de año y medio.
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“Ese cuadrito es nuestra habitación y casa al mismo tiempo; todo lo hacemos acá. Mi esposo entró en depresión al verse acostado sin poder hacer nada y ver que nos tenían que ayudar con los servicios básicos y la comida”, comentó Murillo.
Espinoza contó que un amigo de la infancia le extendió la mano a su esposo al verlo mal.
“Hace un mes, aproximadamente, llegó Deimer, más conocido como banano. Él tiene en San Antonio de El Tejar una cevichera llamada Bananex, y por el amor que le ha tenido a mi esposo y la situación por la que ha pasado, le ofreció darle 25 ceviches listos para que se ayude con las ventas de estos”, comentó doña Marjorie.
Hasta ahora le ha ido bien con la venta del ceviche porque es de calidad, por lo que todos los días le encargan.
“Ahora le compramos al amigo de mi esposo y la ganancia que nos queda es de 15 mil colones, eso lo usamos para pagar recibos y comprar la comidita a diario, la verdad es que esto para nosotros ha sido una gran bendición”, comentó.
La perseverancia de este vecino es tan fuerte que todos los días sale a vender ceviche en un cochecito de supermercado que está modificado para que don Gera pueda atender a sus clientes, pero también para que pueda llevar con facilidad su tanquecito de oxígeno.
“Antes andaba en un coche de bebé, pero no aguantó el peso. De hecho, un día le pasó un carro muy a la par, chocaron y todo se le vino abajo y se quebró el coche”, detalló su esposa.
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La estrategia de don Gera es llegarle a la gente después de las 11 de la mañana cuando los clientes ya andan pensando en el almuerzo.
Este señor no solo vende ceviche, sino que ahora está innovando con el famoso chiliguaro.
“Hay que buscarle las horas, pero muchos se antojan del ceviche y del chiliguaro”, comentó su esposa.
Doña Marjorie le contó a La Teja que su esposo necesita un lugar especial, sobre todo para tener mejor calidad de vida; es por eso que ha intentado por todo lado que le den un bono de vivienda, pero ha sido imposible.
“Ya hice las vueltas para que a Gerardo le den una pensión y aunque salimos aprobados por su condición, debemos esperar año y medio”, detalló.
Murillo expresó que lo único que quieren en este momento ambos es salir adelante como pareja que, por eso esperan que el emprendimiento de Gerar al cual le puso Bananex 2, siga creciendo como la espuma.
Este pulseador vende los cevichitos en 2 mil colones y la copita de chiliguaro en un rojito.
Si usted desea apoyar a esta familia, puede hacerlo en estas últimas fechas de octubre, que vienen las fiestas de San Rafael de Alajuela, ya que este emprendedor nos contó que va a estar presente después de las 3 de la tarde, diagonal a la Cruz Roja. También puede escribirles al teléfono: 6470-0004 /8399-6287.