Un disgusto en carretera y el mal manejo de las emociones, cambió la vida de dos familias y sus allegados en cuestión de segundos.
Las fatídicas decisiones de la tarde del 19 de setiembre del 2013 dejaron como consecuencia a un hombre muerto y al otro, a quien le faltaban solo meses para ser adulto mayor, una condena de 12 años que lo envió a la cárcel pese a su vejez.
La víctima mortal fue identificada como José Alonso Romero Picado, de 39 años, chofer del entonces ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides.
Mientras que al condenado lo identificaron como un exguardaespaldas de nombre José Francisco González Salas, quien en la actualidad tiene 74 años y está privado de libertad en la cárcel del Adulto mayor en Alajuela.
La fatalidad ocurrió frente al negocio Loza y las antiguas instalaciones de Bayer, en Calle Blancos de Goicoechea, San José, 100 metros después de la línea del tren.
En este 2023 se cumplieron 10 años de esta desgracia y pese al daño que causó, sigue repitiéndose el mismo patrón en las calles de Costa Rica, conductores violentos que sacan armas de fuego para amenazar a otros, choferes peleándose a golpes y hasta muertes como la de José Alonso Romero.
Para el exministro y exdiputado Benavides, esta situación fue dolorosa porque no solo perdió a un compañero de trabajo, sino que a un amigo a quien conocía desde el 2004, aunque la amistad la iniciaron en el 2005.
“Ese episodio para mí sigue siendo muy doloroso, justo me he estado acordando de él, no por el aniversario sino porque lo recuerdo con bastante frecuencia. Alonso no era solamente una persona que trabajaba conmigo, Alonso era mi amigo, nos hicimos amigos trabajando juntos, era un magnífico funcionario público, pero además un gran padre de familia y esposo, una persona realmente valiosa para nuestra sociedad”, recordó Benavides.
En ese momento se manejó que el problema entre José Alonso y José Francisco se debió a un choque que al parecer habría cometido este último contra el carro del primero, que incluso era propiedad de Benavides, no obstante, al final a ninguno de los vehículos le pasó nada, al menos que se notara.
“No lo tengo tan claro, si hubo un choque ni siquiera fue perceptible físicamente, no hubo una disputa por seguros o por daños al vehículo. Lo que entiendo es que hubo alguna manifestación entre ellos por uno querer rayar al otro y el otro le pasó muy cerca, se gritaron de un carro al otro, pero no hubo un choque propiamente”, mencionó.
Benavides, quien vendió el carro hace algunos años, recordó que Alonso, nombre que más utilizaba, andaba desarmado pues solo era su chofer, aunque él tenía experiencia en Seguridad porque también había trabajado en eso.
“Era un conductor excelente, precavido, prudente, puntual, trabajador, muy eficiente.
“Alonso efectivamente conducía desarmado, él no portaba armas usualmente, tuvo este encontronazo, esta diferencia de criterio con otra persona, se bajaron, discutieron, pelearon a puños y luego esta persona se fue a su vehículo, tomó un arma de fuego y le disparó, lo mató en el acto”, recordó.
El exministro asegura que, desde antes de perder a su amigo, ha tenido claro que en la calle se debe de andar con mucha precaución para evitar ser parte de una tragedia.
“La violencia en las carreteras sigue siendo una constante, es fácil verlo, cualquiera de los que conducimos podemos percibirlo, la gente se pone furiosa cuando los demás hacen o dejan de hacer algo que ellos querían en carretera, vociferan, hacen señas, y si una de las partes detiene el vehículo es altamente probable que la otra también baje y se den de trompadas o peor, que alguien saque un arma y termine con la vida del otro y eso sigue existiendo.
“En la calle hay que tener mucho cuidado porque hay gente que puede volverse loca y generar una desgracia, inclusive a veces teniendo la razón. La persona más prudente lo mejor que puede hacer es retirarse y no admitir el pleito porque las consecuencias son mucho peores de lo que podría uno pensar”, detalló.
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Homicidio frente a muchas personas
La muerte de Alonso ocurrió frente a muchas personas, quienes en medio de la impotencia no pudieron hacer nada para evitarlo.
José Alonso manejaba un vehículo Honda CRV LX 2012 y se dirigía hacia la casa del entonces ministro de la Presidencia.
Mientras que el exguardaespaldas José Francisco iba en un Hyundai Tucson GL 2012, él era vecino de Goicoechea y en apariencia regresaba de La Garita de Alajuela.
Cien metros antes de donde se bajaron los conductores, ambos se increparon delante de varios testigos, ya que en la zona había muchas presas debido a que los conductores evitaban pasar por Circunvalación debido a un enorme agujero que había en Hatillo 8.
Luego de la discusión y del homicidio, José Francisco se mantuvo tranquilo y a la expectativa, dentro del vehículo que manejaba, hasta que fue detenido por la Policía, quien lo mantuvo dentro de una patrulla tres horas.
Tras su detención, la Dirección de Control de Armas y Explosivos del Ministerio de Seguridad Pública, confirmó que no contaba con el permiso de portación de armas, él sí tenía inscritas dos pistolas, calibre 9 milímetros, una de estas con denuncia por robo.
Este caso llegó a juicio el 13 de abril del 2018 y lo vieron los jueces Franz Paniagua, Rosaura García y Alfredo Arias, quienes escucharon el testimonio de ocho personas y la declaración del imputado en ese momento.
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Tras escuchar todos los testimonios y revisar la prueba documental, concluyeron que estaban frente a un homicidio simple.
Hubo personas que dijeron que José Alonso fue el primero en bajarse del carro, otros por el contrario señalaron que fue José Francisco, al final los jueces concluyeron que este último no tenía porque sacar un arma sin permisos de portación y usarla contra el primero.
“Es una persona experimentada y entrenada en la manipulación y el accionamiento de armas de fuego debido a su condición laboral anterior como agente de seguridad, lo cual denota que es una persona que conoce las técnicas de seguridad y uso adecuado del arma, así como sabe cuáles son las zonas más vulnerables del cuerpo humano.
“Igual se aprecia que es a través de una única, pero certera oportunidad, en que el acusado acciona el arma y logra impactar en una zona vital a la víctima, provocándole un orificio de entrada en la región frontal derecha sin orificio de salida. De ahí que la causa de muerte es por herida por proyectil de arma de fuego en la cabeza con laceración del tallo cerebral y la manera de muerte homicida desde el punto de vista médico legal”, concluyeron los jueces.
Los jueces del Tribunal Penal de Goicoechea analizaron todos los hechos y coincidieron en condenarlo a 12 años por homicidio simple bajo la sentencia número 195-2018, de las 13:30 horas del 13 de abril del 2018. Los abogados del exguardaespaldas apelaron y fueron a casación exigiendo que analizaran la prueba de un psicólogo forense y hasta un segundo debate por la pena impuesta, no obstante los jueces no le dieron la razón y dejaron la sentencia en firme.