Un arete se convirtió en una de las pruebas fundamentales para que los investigadores judiciales de Costa Rica resolvieran el homicidio de la estadounidense Shannon Lucile Martin, a quien asesinaron en Golfito.
Además de la argolla, unos pedazos de una camiseta negra con letras blancas que decía “LA”, que significa Los Ángeles, fueron esenciales para dar con los responsables de la atroz muerte de la estudiante de Biología.
Este homicidio fue el motivo para que la Universidad de Kansas en Estados Unidos catalogara a Costa Rica como un país peligroso.
Además de que se cerrara el programa de intercambio estudiantil entre las universidades de Kansas y de Costa Rica.
En la actualidad, Shannon tendría 45 años, quizás estaría viviendo en el sur del país costarricense y hubiese creado su jardín botánico; sin embargo, su vida se la arrebataron cuando tenía 23 años al ser víctima de los delincuentes que la hirieron de varias puñaladas, al parecer, para robarle.
Su muerte fue descubierta la madrugada del sábado 13 de mayo del 2001, cerca del campo de aterrizaje de Golfito.
Una mujer que participó en este crimen fue una costarricense de apellidos Cruz Murillo, alias La Panteonera, quien habría pretendido empeñar un arete de la víctima en Puntarenas y fue así como las autoridades lograron armar uno de los crímenes más complicados, pues no hubo testigos presenciales de la fatal agresión, tampoco se contaba con cámaras de seguridad.
Además, por este vil hecho condenaron a un tico de apellidos Castro Carrillo, conocido como Caballo.
Edgar Ramírez, fiscal adjunto de Pérez Zeledón, le afirmó a La Teja que este fue uno de los casos que más lo ha impactado en su carrera judicial.
“A esta muchacha la atrajo mucho el tema ecológico de Costa Rica”, recordó el representante del Ministerio Público.
Recordó que tuvieron que realizar una amplia investigación porque desde un principio tuvieron sospechosos, pero la prueba no era directa al momento del hallazgo del cadáver.
“Vino la familia, trajeron unos investigadores y se logró rastrear que los sospechosos tenían pertenencias de la víctima, entre estos el más importante, el arete, el cual tenía ADN de la víctima y otros elementos más, fue así que se logró la condena contra los responsables”, manifestó Ramírez.
Los investigadores que trajo la familia eran del FBI, Larry Thomas y Jessy Ibarra.
Regresaba a su cabina
Shannon nació en Topeka, Kansas, el 30 de diciembre de 1977, conforme iba creciendo mostraba sus habilidades y fue así como se graduó con honores del colegio Shawnee Heights.
La primera vez que visitó Golfito fue en el 2000, de acuerdo con la Dirección de Migración de Costa Rica su primer visita a suelo tico fue el 12 de enero del 2000 y salió el 4 de febrero de ese mismo año. Regresó a suelo tico el 26 de marzo del 2000 y volvió a irse el 29 de junio de ese año.
Durante ese tiempo tuvo confianza de estar en un país considerado de paz y regresó en mayo del 2001 al ganar una beca estudiantil con la que pretendía terminar un análisis sobre la fotosíntesis en helechos epífitos antiguos que están en las selvas tropicales de Costa Rica y así convertirse en profesional en su área.
Shannon era vegetariana porque se sentía comprometida con los animales y el medioambiente, al conocer el sur de Costa Rica encontró lo que tanto añoraba, una alimentación rica en frutas, mucha vegetación y la seguridad de estar en un país seguro.
No obstante, todo cambió con una salida a un bar-restaurante, cuando regresaba a la cabina en la que se quedaba fue alcanzada por los maleantes, quienes de acuerdo con el expediente le hicieron un candado chino y luego la apuñalaron 14 veces, en el ataque le habrían arrancado uno de los aretes.
El cuerpo lo encontraron al amanecer y se desconocía quiénes la asesinaron, alrededor del cuerpo había pedazos de tela negra de una camiseta.
En un pueblo pequeño comenzó a trascender poco a poco lo que había ocurrido, esto le ayudó a la autoridades a ir armando cómo sucedió el crimen, no obstante los testigos tuvieron miedo de contar lo que sabían porque fueron amenazados, incluso, hasta cuando el caso llegó a juicio en noviembre del 2003.
Pese a las intimidaciones, los testigos decidieron hablar, una de ellos de nombre Rosibel Núñez dijo que el día del hallazgo del cuerpo de Shannon había visto a Cruz (la Panteonera) con la camiseta desgarrada y le preguntó si sabía sobre la muerte de la estadounidense.
Hasta días después relacionó la camiseta que andaba la Panteonera con los pedazos de tela que quedaron en el crimen, luego de ver las noticias en los periódicos.
“Estaba asustada. Luego la vi que llevaba la camiseta amarrada con un nudo, muy nerviosa”, confesó Núñez durante el juicio.
Además dos de los testigos recordaron que luego del homicidio vieron a Caballo con rasguños en el cuello; el tipo le dijo a las personas que lo vieron que se había cortado con una prestobarba.
Y lo que terminó de relacionarlos con el homicidio fue la declaración de una trabajadora de un local de empeños que reconoció el arete que las autoridades buscaban, recordó que dos mujeres le habían llevado la argolla.
“La testigo Carmen María de la O Castillo hizo mención a un arete que una persona le llevó a empeñar, junto con la imputada Kattia Cruz, y que coincidía con el arete que, según las fotos del periódico, llevaba la ofendida al momento de ser asesinada”, señaló la resolución del Tribunal de Casación del 20 de mayo del 2003.
La mujer que fue con La Panteonera es de nombre Seidy Hernández, quien también declaró en el juicio.
“Ella me dio la argolla y yo la empeñé. Me dieron ¢500″, dijo Hernández en el debate.
Estos detalles fueron los elementos claves para que los jueces condenaran a La Panteonera y a Caballo.
“Por esas cosas estamos convencidos de que Kattia estuvo muy cerca de Shannon al morir”, afirmó Castillo.
Los jueces Vinicio Castillo, Edwin Duarte y Juan Carlos Peralta condenaron a La Panteonera y a Caballo a 15 años en la cárcel por homicidio simple, además absolvieron al tercer sospechoso, de apellido Zumbado por dudas.
Contra ellos la Fiscalía había pedido 35 años de prisión por homicidio calificado; sin embargo, los jueces señalaron que durante el debate no pudieron demostrar que hubo alevosía contra Shannon.
“No hay elementos para sostener que ellos querían matarla desde el principio, ni cual fue el móvil”, precisó el juez Castillo.
Recuerdo sigue en Golfito
A raíz de la muerte de Shannon, su mamá, Jeannette Staufer, y varios amigos crearon la fundación: Shannonlmartin que le enseña inglés a los vecinos de Golfito con la intención de que encuentren mejores oportunidades de trabajo, pese al dolor que encontraron en este cantón fue más grande el amor que Shannon siempre les transmitió y por lo que decidieron quedarse y seguir con el legado que la joven quería dejar en nuestro país.