Mariángel es una niña de 8 años que llegó a darle fortaleza a su mamita, Yendry Barrantes Pérez, ya que exactamente un mes antes de que la pequeña naciera sepultaron al papá de la chiquita.
Cuenta Yendry que su hija es fruto de un amor verdadero que tuvo con José Obando Angulo cuando cada uno de ellos tenía 20 años. José falleció mientras viajaba en moto y fue chocado por un carro en Nicoya, Guanacaste.
“Ella es el mejor regalo de amor y de consuelo que él me pudo dejar; en ella lo veo reflejado, desde su físico hasta su forma de ser, es la copia exacta del gran amor de mi vida”, afirma la mamá, de 28 años.
La pareja tenía tres años de convivir en unión libre y planeaba casarse después de que naciera la bebé.
Sin embargo, fue entonces que la fatalidad opacó parte de los sueños la tarde del domingo 16 de marzo del 2014.
José iba en moto junto a su hermana Andrea y fueron chocados por un carro cuyo conductor, de apellido Muñoz, invadió el carril contrario.
El accidente fue entre las 5 p.m. y las 5:30 p.m. en una curva que está después del residencial Brisas de la Sabana, camino a Piave de Nicoya, donde vivía José.
En aquella fecha, Yendry tenía ocho meses de embarazo y como si su novio presintiera que algo malo estaba por ocurrir, la noche anterior al accidente le dijo el nombre que quería para la niña.
“Un día antes fue nuestro té de canastilla y el nombre lo escogió en honor a sus papás, quienes se llaman José Ángel y María Teresa; unió los nombres para nuestra bebé”, recordó Yendry.
Sin la bendición
El domingo, la pareja estaba en la casa de la mamá de Yendry.
“Nosotros vivíamos en la casa de los papás de él, pero yo le había pedido ese domingo que me trajera a la casa de mi mamá porque quería comer de los bocadillos que quedaron por el té.
“Él me dejó claro que no quería que yo siguiera andando en moto porque ya estaba a un mes de dar a luz y solo me decía ‘bueno, la voy a llevar, pero no la voy a traer de regreso, porque usted sabe que ya no la quiero andar en moto, solo nos falta un mes para el nacimiento’”.
Mientras estaba en la casa de la mamá de Yendry, José recibía notificaciones en el celular, pero no las quería ver; luego la hermana de él llamó a Yendry para pedirle que la fueran a recoger al trabajo.
“A veces me siento culpable porque él me decía ‘déjeme dormir’ y mi cuñada me llamó para decirme si José la podía ir a traer al hospital, pero él dijo que estaba muy cansado, que ella se fuera en taxi, que él se lo pagaba; pero no era que estuviera cansado, más bien era que quería pasar conmigo y nuestra bebé”, afirma.
“Le dije que fuera y al rato me dijo: ‘voy a ir por mi hermana, de por sí es temprano, si no se oscurece, vengo de nuevo, pero no me la voy a llevar para la casa donde vivimos para que no ande más en moto’”, recordó Yendry.
Como muchas enamoradas, Yendry se molestó porque quería que su novio la fuera a recoger.
Ahora reflexiona y piensa que quizás algo trataba de impedir que José hiciera el viaje ya que salió y cuando se iba a montar a la moto recordó que iba sin casco y fue a buscarlo; cuando regresó a la moto llevaba el casco, pero no las llaves y tuvo que devolverse de nuevo.
“Siempre le daba un beso y la bendición cuando nos despedíamos, pero ese vez era muy inmadura y me quedé brava porque me dijo que tal vez no se devolvía; entonces esa vez no le di la bendición, eso me ha dolido mucho y creo que me va a doler para siempre porque si uno supiera que es la última vez que lo va a ver vivo daría todas esas muestras de amor”, asegura.
Yendry recibió después una llamada de José Ángel para avisarle que ya estaba en el hospital recogiendo a la hermana y le dijo cuánto la amaba.
En cuestión de minutos se oyó la sirena de una ambulancia.
“Le dije a mi mamá ‘hasta van pidiendo vía libre por esas vidas’. Luego una vecina me dijo ‘Andrea tuvo un accidente y también un niño’; ahí supe que era él, le dije: ‘no, ella no venía con ningún niño, venía con José'. Me volví y le dije a mi mamá ‘voy a llamarlo una vez, si no me contesta sé que está muerto’. Y no me contestó”.
Yendry se fue para el hospital y de camino tuvo que llamar a la suegra esperando que le dijeran la verdad, pero no fue así.
Cumplió el último deseo
José fue llevado al hospital de Nicoya, pero tenía golpes muy graves y entonces lo enviaron al hospital México, en San José.
Murió el 18 de marzo, un día antes del cumpleaños de su novia Yendry.
“Lo tuve que velar el día de cumpleaños y lo sepultamos el 20 de marzo del 2014 en el cementerio de San Antonio de Nicoya; un mes exacto después, el 20 de abril, a las 11:11 de la noche, nació nuestra hija.
“Para mí esa hora es la de los deseos, se había cumplido nuestra ilusión de ser papás, pero ya él no estaba físicamente, me había acompañado para todas las citas, solo para el nacimiento estuve sin él, volver a revivir todo esto me llena de nostalgia porque soñaba un hogar a su lado”.
Yendry cumplió el deseo de su novio al ponerle al ponerle a la bebé el nombre que él había escogido.
Andrea, la hermana de José, sobrevivió al accidente, pero sufrió fuertes golpes físicos y emocionales y no pudo ir a la vela ni al funeral de su único hermano.
“El hombre (conductor del carro) invadió el carril después de una vuelta, se topó con José y mi cuñada, ella salió volando, José recibió un fuerte impacto, ellos llevaban todo los implementos de seguridad. Mi cuñada dice que José se pegó a los frenos y al pito, pero el golpe fue inevitable”, detalla Yendry.
“Él fue mi primer amor, mi primer todo y me ha costado hacerme de una relación, tengo a mis otros dos hijos, que son menores, los veo como una compañía para mi hija, solamente”.
Chofer condenado
La muerte de José fue llevada a juicio por homicidio culposo y el 7 de diciembre del 2018, los jueces del Tribunal de Juicio del Segundo Circuito Judicial de Guanacaste, sede Nicoya, dieron la sentencia a las 8:10 a.m.
La Fiscalía Adjunta de Santa Cruz informó que se condenó al chofer; lo inhabilitaron para la conducción de cualquier tipo de vehículo por siete años una vez que la sentencia quedara en firme.
El tribunal le concedió el beneficio de ejecución de la pena por el plazo de cinco años, le advirtieron que el beneficio se le quitaría si en ese plazo comete otros delitos y se le ordenó el pago de daños y perjuicios.
“No hay condena ni nada que le devuelva la vida al hombre que más he amado como pareja y al papá de mi hija; ella últimamente lo llora porque como los demás niños quisiera tener esa figura de protección, Mariángel lo conoce en fotos y la hemos llevado al cementerio en San Antonio de Nicoya, pero soñaría con tenerlo en casa con nosotras”, dijo.
Yendry ya estudiaba cuando era novia de José, luego de su muerte siguió avanzando en busca de darles un buen futuro a su hijos. Hoy hace queques, organiza eventos y siempre busca trabajos para salir adelante.