Unas pequeñas larvas de mosca, que cualquiera podría considerar insignificantes, se convirtieron en una prueba clave para evitar que dos hermanos evadieran el peso de la justicia tras haber acabado con la vida de una taxista informal.
Estos pequeños insectos fueron fundamentales para que el Tribunal de Juicio del Segundo Circuito Judicial de San José condenara en el año 2003 a los hermanos Jesús y Álvaro Segura Jiménez a 25 años de cárcel por asaltar y asesinar a José Miguel Solano Solano.
Solano fue asesinado el sábado 27 de julio del 2002, cuando los sujetos lo obligaron a manejar hasta un sector montañoso de Rancho Redondo de Goicoechea, donde luego de golpearlo en la cabeza lo lanzaron a un profundo guindo.
El exfiscal Edgardo Bonilla fue quien consiguió la sentencia contra los hermanos, él recordó este caso como uno de los más particulares de su larga carrera, pues admitió que de no ser por la entomología forense (prueba de larvas) el caso se les habría complicado más de la cuenta.
“Creo que fue la primera vez que se le dio la importancia debida a la entomología forense, porque terminó siendo una prueba fundamental para la condena”, añadió.
Entomología
La entomología forense se basa en el uso de insectos, principalmente larvas de moscas, para estimar el tiempo de fallecimiento de una persona en función del desarrollo de las larvas.
Sorprendidos por casualidad
Bonilla explicó que este caso inició la tarde del sábado 27 de julio del 2002, cuando unos agentes del OIJ que investigaban un caso por robo de ganado en Rancho Redondo sorprendieron a los hermanos junto al carro de Solano en una calle de lastre, en las cercanías del río El Durazno.
“A los dos oficiales les llamó mucho la atención que cuando iban subiendo por Rancho Redondo vieron el carro metido ahí, en una entradita que es muy camuflada, entonces se devolvieron y sorprendieron a los hermanos”, contó.
Cuando los investigadores se acercaron al carro uno de los hermanos salió con un machete de forma agresiva, por lo que uno de los oficiales sacó su pistola y disparó al aire para tranquilizarlo.
Según el exfiscal, los sujetos dijeron que se encontraban ahí porque tres hombres y una mujer los fueron a buscar a Purral y les ofrecieron plata para que se quedaran cuidando el carro mientras ellos iban a buscar una grúa, pues el vehículo se había quedado pegado en una loma.
Los investigadores dudaron de esta versión, sobre todo porque minutos antes de abordar a los hermanos ellos vieron que el carro apuntaba en otra dirección, es decir, había sido movido recientemente.
“Hubo un detalle que si nos llamó la atención y que incluso fue clave durante el juicio para vincularlos a ellos con el homicidio, y fue que uno de los investigadores nos dijo que tocó la tapa del carro y estaba muy caliente, lo que indicaba que acababa de llegar a ese lugar”, añadió Bonilla.
“Ante la denuncia de los familiares el caso se manejaba como una desaparición y al ser sorprendidos ellos (los hermanos) en el carro con cosas de él figuraron como sospechosos”, dijo Edgardo Bonilla, exfiscal.
Chofer desaparecido
Los agentes judiciales también descubrieron que los sujetos tenían en su poder unas tenis y varias pertenencias del dueño del carro; sin embargo, no había rastro de este, por lo que únicamente detuvieron a los hermanos por el delito de receptación (tener un objeto robado). Ambos hombres fueron liberados horas después.
Bonilla explicó que el caso empezó a tomar forma pocas horas después, cuando el OIJ recibió una denuncia por la desaparición del taxista, situación que puso a los hermanos Segura en la mira de las autoridades.
“Se realizó una primera búsqueda en esa zona, pero no se logró encontrar el cuerpo, así se continuó por varios días hasta que la familia (de Solano) comenzó a buscar cerca de esa callecilla que va a dar a El Durazno y lograron encontrar su cuerpo en estado de descomposición, lo recuerdo bien porque eso fue un 2 de agosto, Día de la Virgen de Los Ángeles”, detalló el exfiscal.
En aquel momento las autoridades informaron que el cuerpo de Solano fue hallado en el fondo de un guindo a escasos metros de donde fue ubicado su carro, además estaba con las manos atadas hacia atrás con un cordón de zapato.
Autopsia los sacaba del caso
Por cómo se habían dado las cosas las autoridades pensaron que iba a ser sencillo demostrar que los hermanos Segura eran responsables del crimen; sin embargo, fue en ese momento que recibieron un zancadilla que los dejó fuera de base.
“Cuando nos dan el resultado de la autopsia nos damos cuenta de que teníamos un problema, porque las fechas no calzaban”. Había una diferencia entre la fecha del hecho (desaparición y asesinato 27 de julio) y el tiempo de muerte. La autopsia señalaba que la víctima habría sido asesinada el 31 de julio (cuerpo lo encontraron el 2 de agosto).
Según el investigador, ese detalle sacaba a los hermanos como sospechosos del homicidio
“Ante esa situación decidimos regresar a la zona, hicimos el recorrido desde donde estaba el taxi hasta el guindo y nos dimos cuenta que el lugar donde aparece el cuerpo era prácticamente una nevera debido a la baja temperatura que había ahí.
“Con los estudios climatológicos del Instituto Meteorológico Nacional y la composición del lugar nos dimos cuenta que era posible que el tiempo transcurrido desde la muerte al momento en que es encontrado pudo haber sido alterado por las condiciones del lugar, porque prácticamente era un congelador y eso hizo que el cuerpo se conservara más”, contó Bonilla.
“Cuando el patólogo nos dijo que había pasado un tiempo que no nos calzaba hubo que recurrir a esa prueba científica porque los excluía del caso”, dijo Edgardo Bonilla, exfiscal.
Larvas al rescate
Teniendo en mente la situación de la “nevera” Bonilla y los investigadores del caso decidieron aplicar la entomología forense para demostrar que el resultado de la autopsia se vio influenciado por las condiciones de la zona. Para aquel momento el uso y análisis de larvas era algo muy reciente en el país.
“Decidimos colocar un trozo de carne exactamente donde apareció el cuerpo, todos los días que estuvo ahí, que fueron aproximadamente cuatro días, la carne fue custodiada por una pareja de investigadores.
“Esta pericia nos dio un resultado muy aproximado, pues entre las larvas que tenía el cuerpo del señor al ser encontrado y las larvas recreadas en la carne, no había ni siquiera un milímetro de diferencia”, explicó el exfiscal.
Según Bonilla, el perito a cargo de la entomología forense explicó que ante factores como la lluvia y el frío biológicamente las moscas no pueden realizar la colonización de un cuerpo (poner sus huevecillos), por lo que pueden pasar varios días para lleguen las moscas y aparezcan las larvas, lo que explicaría el tiempo de muerte señalado en la autopsia.
“En esos días había hecho mucho frío en esa zona, el Instituto Meteorológico nos certificó que fueron unos días muy fríos y de mucha llovizna, eso hace que un cuerpo se conserve, y eso había que demostrárselo a los jueces”, dijo Edgardo Bonilla, exfiscal.
Versión fue desacreditada
El juicio contra los hermanos Segura inició casi un año después del homicidio de Solano y Bonilla fue el encargado de desmentir la versión dada por acusados quienes juraban que llegaron a ese lugar solo a cuidar el carro por petición de unos desconocidos.
Según la acusación presentada por la Fiscalía, los hermanos llevaron al taxista hasta ese sitio con la intención de asaltarlo, pero no contentos con quitarle sus pertenencias, le amarraron las manos a la espalda con un cordón de zapato y luego lo hicieron caminar descalzó hasta el borde del guindo, donde le habrían dado un golpe en la cabeza para luego lanzarlo al fondo del precipicio.
“Para mí ellos siempre tuvieron la intención de matarlo, porque si hubieran querido lo dejan en el taxi o en un potrero.
“Siempre me llamó la atención que la manera de muerte fue causada por un golpe en la cabeza con un objeto romo y en una de las inspecciones descubrimos que a uno de los árboles que estaba cerca del guindo le habían cortado un pedazo, no lo pudimos ligar, pero nosotros siempre pensamos que esa fue el arma homicida”, dijo Bonilla.
El exfiscal recordó que de los dos hermanos Jesús, quien era el mayor, era como una especie de líder y tenía un perfil más violento, mientras que Álvaro era más sumiso y callado.
“La defensa de ellos estaba muy bien preparada, solo uno de los hermanos (Jesús) declaró, a él lo recuerdo como un tipo muy inteligente, muy hábil. Me acuerdo que en el juicio yo no lo quise interrogar, no quise caer en su juego, porque dentro de su mente criminal era muy brillante y sabía defenderse muy bien, yo sabía que no lo iba a mover de su posición de defensa”.
El abogado de los hermanos también trató de desacreditar la prueba de larvas, señalando que esta no era precisa y que se pudo haber manipulado el trozo de carne usado en la recreación; sin embargo, el perito a cargo y una bióloga del OIJ se trajeron abajo ese argumento.
Al final, los jueces del tribunal dijeron que la versión de los hermanos no se sostenía, pues no resultaba creíble que los supuestos ocupantes del carro dejaran a dos desconocidos cuidando el vehículo mientras iban a buscar una grúa.
Además, señalaron que la actitud agresiva al ser sorprendidos por los investigadores y el hecho de que el motor del carro estuviera caliente demostraba que ellos no decían la verdad.
Todos estos hechos sumados con las larvas le dieron sustento al tribunal para condenar a los hermanos a 25 años de cárcel.
Según el Ministerio de Justicia, actualmente ambos hombres se encuentran recluidos en el Centro de Atención Institucional Jorge Arturo Montero, mejor conocido como La Reforma, en San Rafael de Alajuela.