¿Qué habrá sido de los hermanos Pedro y Junior Lara Víctor, su sobrino Albin Lara Alemán y de los dos amigos Calixto Guevara y Eberth Escapines? Nadie lo sabe, pareciera que el mar se los tragó.
Ellos salieron a pescar en las aguas del Golfo de Nicoya y nunca regresaron, desde entonces no hay rastro de ellos. Hay dos teorías, una es que naufragaron, la otra que fueron víctimas de los narcos.
El 4 de marzo se cumplen 20 años de la desaparición de estos cinco pescadores de Cuajiniquil, Guanacaste; desde entonces la pregunta es la misma y a pesar del tiempo sigue sin respuestas.
Los pescadores andaban en la embarcación don Albin, cuyo nombre era en honor del tripulante más joven de este grupo, Albin Lara, quien para ese entonces tenía tan solo 14 años; el barco era propiedad de su papá, don Rafael Ángel Lara.
Rafael Ángel es uno de los hermanos mayores de Pedro y Junior, quienes para ese entonces tenían 29 y 23 años.
“Don Albin” fue buscado por una fragata y aeronaves gringas, así como 17 embarcaciones ticas que anduvieron por el mar; sin embargo, lo único que se encontró fue una línea de pesca, que una cuerda larga que va enrollada, esto lo encontraron a las 10 de la noche del día que desaparecieron, desde ese momento el paradero se convirtió en un misterio.
La cuerda de pescar fue hallada cerca de aguas nicaragüenses.
Cuatro días en alta mar
Los cinco pescadores salieron el jueves 28 de febrero del 2002 y la última comunicación que tuvieron con la familia fue el domingo 3 de marzo del 2002, a las 7 de la noche, cuando dijeron por radio que el siguiente día saldrían temprano para tener la última faena en el mar y luego llegar a casa.
Don Rafael menciona que la noche de ese domingo ellos llegaron a la orilla de las islas Murciélago donde pasaron la noche y varios pescadores los vieron la madrugada del lunes salir, tal como lo dijeron; esa fue la última vez que los vieron con vida.
No volvieron a hacer contacto con los radios ni tampoco regresaron como lo prometieron.
“Mi hermano Aníbal trabajaba en el recibidor de pescados, los llamó y le explicaron que iban a entrar temprano a la casa porque las neveras las tenían con bastantes pescados, la madrugada del lunes varias pescadores del pueblo los vieron, los pescadores nos contaron que en islas Murciélago cocinaron, le echaron hielo al pescado que andaban y luego salieron en la madrugada a pescar”, expresó Rafael Ángel.
Agregó que la embarcación se alejó diez millas mar afuera de esas islas, pero seguían en aguas de Costa Rica.
La familia se enteró que estaban desaparecidos luego de que otra embarcación dijera por frecuencia que el “Don Albin” se hundía, no porque los vieron, sino porque, al parecer, los escucharon por radio; sin embargo, ellos fueron los únicos que habrían escuchado la alerta.
“Los tripulantes de esa otra embarcación dijeron por radio que escucharon el llamado de auxilio de ‘Don Albin’, pero lo extraño es que ningún otro barco escuchó esa alerta estando todos en la misma frecuencia.
“Por ejemplo, es como que usted esté viendo televisión y yo tenga el mismo canal sin importar si estoy en otro lado y escuche algo diferente si tenemos el mismo canal.
“Además en una situación de emergencia se mantiene el contacto hasta el último minuto, entonces no entendemos cómo solo un llamado es que señalan que escucharon”, explica con incertidumbre este sufrido papá.
Pese a lo extraño de esta primera situación, muchos barcos acudieron de inmediato a las coordenadas en la que se suponía que estaba el ‘Don Albin’, entre ellos fueron otros hermanos de Pedro y Junior.
Don Minor Lara, también hermano de Pedro y Junior, fue uno de los primeros en llegar a las supuestas coordenadas y de camino se topó con un yate, pero no se detuvo para preguntarle a la tripulación si lo había visto porque lo único que le interesaba era llegar rápido; curiosamente ese yate tampoco se volvió a ver en las cercanías.
Los capitanes de otros barcos se organizaron para dar ayuda, entre estos iban los pesqueros Dasnet y Tania, que estaban en el muelle de Cuajiniquil, y, al mismo tiempo, salieron los capitanes de las embarcaciones Langosta, Punta Blanca, Tía Ana, El Piri y El Manatí, quienes pescaban mar afuera, ellos abandonaron sus actividades para navegar por sus colegas.
Olger Lara, hermano y tío de los tripulantes, aseguró que el primer barco en llegar duró dos horas y sin embargo, no encontró indicio alguno de naufragio.
Además, una fragata de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que tenía dos aeronaves estaba cerca de Costa Rica y prestaron ayuda, buscaron en una circunferencia de 16 millas de donde se supone que estuvo la embarcación, sobrevolaron cuatro días y tampoco hallaron nada.
“No encontramos ningún objeto flotando, como tampoco rastros de aceite o diésel, cuando un barco naufraga siempre queda algún rastro, pero de ellos no quedó nada, creemos que nunca hubo naufragio”, dijo Lara.
Rafael, Olger y demás parientes insisten que no hubo ningún naufragio, ya que vieron los radares de los aviones de USA y tampoco registraron rastro.
“Uno de los pilotos estadounidenses me insistió que me sacara de la cabeza que hubiera naufragado, él basó su apreciación, precisamente, en la falta de indicios, pues, según su experiencia, en algunos casos, los objetos flotantes llegan a permanecer en el sector hasta por cuatro días”, señaló Rafael Ángel Lara.
No contento con la respuesta se fue en un carro por la costa nicaragüense en busca de su hijo, hermanos y los dos amigos de la familia.
“Una semana me llevó el recorrido y tampoco los hallamos”, señaló.
¿Los mataron narcos?
Rafael Ángel explicó que los pilotos estadounidenses llegaron a la conclusión que no hubo naufragio, sino que la embarcación estuvo en el lugar y momento equivocados, en el que quizás hubo un trasiego de drogas, situación en la que los narcos, para no dejar testigos, matan a quien sea.
Agregó que, en apariencia, esa zona donde desaparecieron es de mucho tránsito de los narcotraficantes.
“Algunas personas dicen que esa lancha la cargaron de droga y la mandaron para México y que a mis seres queridos los dejaron en Nicaragua, nosotros creemos que esto pudo ser cierto porque la lancha era de fibra de vidrio y el mar no estaba tan picado para decir que la hundió, también andaban equipo de navegación, con dos radios de comunicación, ¿cómo o por qué no los usaron?”
En sueños los ven vivos
Solo en sueños los han vuelto a ver y en estos los ven vivos.
“Las amistades también se han soñado con ellos y nos dicen que están vivos, mi hijo (Albin) tenía 14 años cuando lo vimos por última vez, o sea, ya tendría 34 años, él soñaba con ser capitán de su propia lancha”, relató Rafael Ángel.
Esta incertidumbre no solo marcó a la familia sino a toda la comunidad, quienes los recuerdan con oraciones o misas todos los 4 de marzo.
Rafael Ángel tenía mucha experiencia en el mar, pues desde niño les enseñaron esta profesión, pero luego de perder a su hijo se alejó del mar.
“Tenía otra embarcación pequeña que la usaba para buceo, luego la vendí, también tuve otra para tripulantes, pero no me sentí nada bien y no volví al mar”.
“En mi casa recordamos a nuestros seres queridos, pero mi esposa sufre al recordar a su hijo, por eso a veces trato de no mencionar mucho el tema para no verla sufrir, una de mis hijas guardó todas las fotos por lo mismo”, dijo don Rafael Ángel.
Por su parte, su hermano Olger dijo que el papá de ellos murió en el 2016 esperando a sus seres queridos y la mamá de ellos, Irene Víctor, de 85 años, sigue poniendo una vela encendida por sus dos hijos y nieto.
“Mi mamá vive esperando una noticia en la que digan que aparecieron vivos”, expresó.
Pedro y Junior dejaron dos hijos cada uno.
Los allegados aseguran que aprendieron a vivir con la incertidumbre y aunque quisieran verlos regresar, también piensan que quizás ya están muertos, ¿de qué forma pasó?, aseguran que prefieren no darle cabeza a eso para no sufrir más.