El Novelón

Diez minutos de desgracia le costaron la vida a una inocente de tres años

Katherine Anielka Chavarría Sánchez también fue víctima de la maldad de Costa Rica

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Diez minutos bastaron para que un desalmado le quitara a unos papás lo más preciado que tenían: su hija.

Estos diez minutos representan parte del tiempo más doloroso que ha vivido don Juan Carlos Gaitán Miranda, vecino de San Carlos, Alajuela, porque durante esos minutos perdió para siempre a su hija mayor, Katherine Anielka Chavarría Sánchez.

Katherine tenía tan solo tres años cuando se convirtió en víctima de la maldad.

A la pequeña se la robaron de su casa, estuvo desaparecida por dos días y un rastro de sangre confirmó el peor de los temores, su cuerpo sin vida fue hallado a unos 20 metros del río Toro Amarillo y unos 600 metros al noreste de la vivienda de la familia de la niña, en La Tabla de Río Cuarto, Alajuela.

Katherine Anielka Chavarría Sánchez tenía tres añitos. (OIJ)

El cadáver fue hallado entre arbustos, boca abajo, semidesnudo y con muchas picaduras de insectos. El sitio donde lo dejaron había sido revisado con anterioridad.

El responsable de este cruel ataque fue Jesús Ricardo Rojas Miranda, quien en la actualidad tiene 53 años y desde el 2010 descuenta una sentencia de 50 años por violación a menor y homicidio en una cárcel en Alajuela.

Jesús Ricardo Rojas Miranda fue condenado en el 2010 a 50 años en la cárcel por violación y homicidio de la niña de 3 años. Foto: Archivo GN

Desalmado fingió estar borracho

Los últimos recuerdos de la pequeña de tres años fue el domingo 6 de diciembre del 2009 cuando ella estuvo junto a su papá echando abono en unas plantas.

Dos días antes había salido del hospital, luego de estar internada porque se desmayaba por ocasiones.

Ese domingo disfrutó en la casa que vivía de una fiesta infantil que le celebraron a un primito de ella.

Un tío paterno de la niña llevó al monstruo sexual hasta la casa, solo él lo conocía y aunque su hermano Juan Carlos siempre le insistió que no llevara desconocidos, no le hizo caso; incluso, Rojas hasta se puso a tomar guaro cerca de la casa, situación que a los padres no les gustó.

Cerca de las 10 de la noche de ese domingo todos los invitados se comenzaron a ir, solo Jesús Ricardo Rojas se quedó en el corredor y pedía que le dieran posada.

“Yo le dije que no, que ya todos se iban que él también lo hiciera, me dijo que estaba muy borracho que lo dejara quedarse en el corredor y en la mañana siguiente se iba”, recordó el padre.

Justo en ese momento una tía materna de la niña también iba saliendo y debía caminar bastante, Marlene Chavarría, mamá de la niña, dijo que iba a encaminar a una hermana para que no se fuera sola.

El padre acostó a los niños, en eso pensó que podía sacar su motocicleta y dársela a la esposa para que llevara a la hermana y así regresara más rápido y segura.

Gaitán cerró la casa, en la puerta principal puso doble paso, en la trasera solo la cerró con un picaporte porque el dueño de esa vivienda no le había querido poner un llavín. El padre se alejó unos 50 metros de la casa para ver si podía manejar la moto, pues no tenía mucha experiencia, fueron esos los minutos que no estuvo pendiente de su hija y los que el monstruo sexual aprovechó para cometer el ataque.

Cuando llegó de nuevo a la vivienda vio que el supuesto borracho ya no estaba en el corredor, asegura que en ese momento tuvo un mal presentimiento.

“Había un árbol grande y cuando pasé al lado de este sentí que mi cuerpo se estremecía, corrí y abrí la puerta principal y a través de esta vi que la puerta trasera estaba abierta, corrí al cuarto y noté que no estaba mi chiquita”, recuerda este padre.

En el cuarto de la niña había barro y huellas de zapatos, además de manchas de sangre en la cama.

“Se me vino el mundo encima, pegaba gritos, cuando me asomé por la puerta trasera vi el rastro del zapato donde le habían pegado una patada”, recordó este padre.

Pidió ayuda a los vecinos, quienes contaron 10 gotas de sangre desde el cuarto hasta la puerta trasera, empezaron a buscar por todo el pueblo y las gotas de sangre no las vieron más, le habían perdido el rastro.

“No sé si fue mi imaginación o qué sería, pero escuchaba los gritos de mi niña claros: ‘papitoo, ayuda’, yo me acuerdo de esa voz”, manifestó el papá.

Las autoridades policiales se unieron en el rastreo y también llevaron a la Unidad Canina (los perros adiestrados), fue hasta el 8 de diciembre del 2009, a las 12:30 medianoche que el cuerpo de la pequeña fue hallado.

Cinco horas antes del hallazgo el monstruo que la atacó se había entregado a las autoridades, luego de llamar por un teléfono público y decir que era el responsable de este vil ataque que estremeció a Costa Rica.

Una de las noticias más difíciles

Rodolfo Martín, periodista pensionado, le dio seguimiento a la desaparición de la niña y recuerda que este hecho fue una de las noticias que más lo marcaron, pues le tocó decirle a los papás que la pequeña había sido hallada, pero que estaba sin vida.

Martín estuvo en la zona desde que trascendió la alerta y por eso la familia de la pequeña lo veía con frecuencia.

“Este caso nunca se me va a olvidar, porque iba en un pick up del periódico Al Día y me encontré a los papás caminando, les pregunté para dónde iban y me dijeron que para donde un familiar, les dije que se montaran y les di el aventón.

“Íbamos conversando sobre la gran angustia que sentían porque la chiquita no aparecía, cuando habíamos recorrido bastante vimos que iba saliendo un oficial del OIJ de un potrero, entonces nos detuvimos y me bajé, yo conocía al oficial porque era muy amigo y le pregunté cómo estaba el asunto y por la cara que me hizo me di cuenta que efectivamente la encontraron muerta”, recordó Martín.

En ese momento Juan Carlos y su esposa estaban dentro del carro esperando y Martín tuvo que confirmarles la tragedia.

“El agente judicial iba saliendo del potrero porque buscaba señal para pedir personal técnico tras el hallazgo, me tocó decirles y la mamá de la niña lloraba y gritaba desconsolada, los tres terminamos abrazados porque se tenía la esperanza de encontrarla con vida”, recordó el comunicador.

En ese momento el padre manifestó que Tati, como de cariño le decían a su hija, era lo que más adoraba.

“Lo que pasó fue algo que no me voy a perdonar. Nunca pensé que en tan poco tiempo (al dejar la casa sola durante 10 minutos) fuera a pasar algo así. Salí a pocos metros a dejarle la moto a mi señora para que fuera a dejar a la hermana a Pital y cuando regresé ya ese hombre se la había llevado”.

En La Tabla de Río Cuarto de Grecia, apareció el cuerpo de la pequeña Katherine Anielka Chavarría Sánchez. Foto: Archivo GN

Ella esperaba sus regalos

La pequeña Tati soñaba con tener un bicicleta y su papá siempre ha sido tan esforzado que ya la había visto y estaba trabajando fuerte para comprarla.

Juana Gaitán, tía paterna de la menor, también recordó que su sobrina esta ilusionada por la Navidad y por tener regalos.

“Lo último que me dijo fue: ‘¿tía, ya tienes mis regalos?’, le dije, ‘¡Claro!’ y ella me dijo: ‘¡quiero verlos!’, le respondí que para Navidad los tendría, ella decía que entonces iba a tener más de un regalo”, recordó la tía.

Luego de este desgarrador dolor la familia decidió abandonar la casa.

Don Juan Carlos afirma que no hay día que no piense en su hija mayor, la pareja tuvo otras dos hijas, una de ellas lleva como segundo nombre Anielka, en honor a su hermana mayor.

Este padre muchas veces se la imagina siendo toda una adolescente luchando por sus sueños.

Depravado se entregó

Jesús Ricardo Miranda llamó al 911 desde un teléfono público y dijo que estaba dispuesto a entregarse, que estaba frente a la pulpería La Cueva, en San Antonio de La Cueva, en Naranjo, Alajuela.

Una patrulla llegó y el sujeto no opuso ninguna resistencia.

El 7 de octubre del 2010 el sujeto fue declarado culpable de homicidio calificado y le impusieron una pena de 35 años de prisión y por violación en perjuicio de una niña de tres años lo sentenciaron a 16 años en la cárcel más.

Entre la prueba directa que lo relacionaba estaba sangre de la niña en el pantalón y en la faja de Miranda, además de los testigos que lo vieron durante ese día en la casa de la familia.

Francisco Segura, exdirector del OIJ, manifestó que las personas enfermas sexuales no tienen cura.

“Los delincuentes sexuales no se curan, podrá dejar de afectar a sus víctimas mientras este detenido, pero si están en la calle van a seguir violando”, afirmó.

Miranda era un viejo conocido, pues ingresó al sistema penitenciario el 22 de enero de 1999 tras una condena de 10 años por el delito de incendio contra su propia familia.

Luego recibió otra pena de ocho meses por lesiones graves y cumplió el período en prisión el 24 de mayo del 2008.

Volvió a la cárcel el 25 de junio del 2008 debido a una causa por violación, de la cual fue absuelto y salió libre el 18 de febrero del 2009.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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