La ilusión de casarse y de tener una familia en la que no existieran las agresiones de por medio, era uno de los sueños de Yorlene Herrera Amador, de 29 años.
Así se lo dijo a uno de sus hermanos, de nombre Francisco, ya que quería que él le informara a sus demás parientes de una posible boda con su nueva pareja, la cual ninguno de ellos conocía.
No obstante, la desgracia fue más rápida que ese deseo, ya que Yorlene se convirtió en víctima de un femicidio y como si la herida de su muerte no fuera lo suficientemente dolorosa, la familia también debía resignarse al homicidio de la pequeña hija de ella, de nombre Scarleth, de tan solo 5 años.
Ambas murieron en manos de Douglas García García, expareja de Yorlene y a quien la niña, incluso, veía como papá, pues había crecido una parte de su vida junto a él.
Yorlene fue asesinada de dos balazos y Scarlet murió de un tiro, aparentemente, cuando García supo que su expareja se casaría con otra persona.
Este miércoles 17 de mayo se cumplirán 17 años de haber ocurrido este doble homicidio que conmocionó al país y que sucedió en Los Guido de Desamparados.
La tragedia sucedió pasada la medianoche, un vecino no vidente, de nombre Rafael Ángel Castro, escuchó una discusión, la imploración de una niña y luego unos balazos, luego hubo un silencio total. Al amanecer, al lugareño le extrañó no escuchar el radio que la vecina siempre ponía.
Doña Deyanira Amador, mamá de Yorlene, recuerda el día de ese ataque como si fuera ayer y a raíz de esta situación, siempre sentencia a sus otras hijas para que no acepten vivir en un ciclo de violencia doméstica.
“Yorlene era la mayor de mis nueve hijos, cuando ella venía a visitarme a Puntarenas me decía, ‘mamá, vamos a la pulpería’ y me compraba de todo, siempre disfrutábamos estar juntas, era muy cariñosa conmigo”, recordó la mamá.
Sin compasión
Esta madre no sabe cómo su hija conoció a Douglas, solo recuerda cuando lo llevó a pasear a la casa en Puntarenas.
Doña Deyanira desde un principio presintió que él no era un buen hombre para su hija, pues notaba que era poco cariñoso, pero siempre respetó mucho la relación que ellos tenían y por eso prefirió no opinar mucho sobre el tema.
“Ella se fue a vivir a San José y nosotros seguimos en Puntarenas, cuando me di cuenta solo dijo que tenía un novio, que vivían juntos y decía que era buena persona, pero el corazón de madre a nadie lo engaña, vi que no era cariñoso con ella, entre otras cosas”, expresó doña Deyanira.
Con el tiempo se enteraron que no era una relación mágica, como ella contaba, ya que incluso Yorlene tuvo que ponerle medidas cautelares porque era víctima de violencia. Aquello se convirtió en una relación tóxica, porque con el tiempo se acostumbraron a terminar y regresar.
La familia nunca se metió en esos problemas de pareja y cuando creyeron que ya habían terminado de manera definitiva, se enteraron del doble homicidio.
De acuerdo con la información de las autoridades, el agresor atacó a su expareja frente a su hijastra de cinco años, pese a que la inocente le imploró que no lo hiciera.
Doña Deyanira se enteró de la tragedia por medio de su hija menor, de nombre Maureen, quien en ese entonces tenía 10 años y vio la noticia por medio de un avance informativo.
“Recuerdo que mi hija menor estaba en la escuela, llegó y se quedó en la casa y le dejé el tele encendido, yo estaba en la casa de una vecina donde me hacían un masaje en las manos. Mi hija menor vio la alerta cuando decían, ‘madre e hija fueron asesinadas’ y dieron los nombres de ellas, mi hija menor corrió y me dijo: ‘mamita, mamita, mataron a mi hermana Yorlene, lo vi en tele’”, recordó.
La mamá recuerda que corrió hacia un teléfono público y llamaba al celular de su hija, pero nunca hubo respuesta.
“Ella no me contestó, luego una hermana mía, que vive en San José, me llamó para confirmarme.
“En ese momento sentí que se me fue el mundo, en casa todos llorábamos, la vida me cambió, a raíz de sus muertes desarrollé enfermedades, hasta me adelgacé, porque era muy gruesa”.
La familia enterró juntas a la madre y a su hija en Desamparados.
Un año después del crimen, el 10 de mayo del 2007, el responsable fue condenado a 40 años de cárcel.
El juez Marco Antonio Rodríguez, del Tribunal de Juicios de Desamparados, le achacó la falta de compasión que tuvo con sus víctimas.
“A usted no le concedimos la pena mínima, como pidió su defensor, porque –entre otros razonamientos– ni siquiera se conmovió ante las súplicas de una chiquita”, expresó en aquel entonces Rodríguez.
“¡Papito, por favor, no, papito”, le suplicó la chiquita al padrastro, según el juez Rodríguez, luego de escuchar el testimonio de una vecina de las víctimas que escuchó ese clamor.
Además, el Tribunal señaló que obtuvieron pruebas abundantes contra el homicida.
“Usted ni siquiera se compadeció ante la súplica de la chiquita, que le pedía que no hiciera eso. Usted no tomó en cuenta el sufrimiento que le causó a esa niña antes de que muriera”, dijeron los jueces.
Además, en el pantalón del desalmado encontraron sangre que, de acuerdo con los laboratorios forenses, era de las víctimas.
Para doña Deyanira, no hay duda de que su hija luchó por su vida, porque siempre buscaba defenderse, sin embargo, ya con un arma de fuego en frente era muy diferente.
“Mi hija le dejó rasguños y golpes”, recordó.
Que lo perdone Dios
Doña Deyanira asegura que trata solo de recordar los buenos momentos junto a su hija y pese a los años, no logra perdonar al hombre que le causó un gran dolor.
“El amor de madre nadie se lo va a curar, porque es un hijo que se lo arrancan, es lo más feo que se puede sentir, ahora vivo pendientes de mis hijas, que no me les hagan nada, que me las respeten, yo le digo a mi hijas: ‘si te maltrata, déjelo, porque vea a Yorlene donde fue a quedar por las manos de ese hombre’”, menciona.
Ella cuenta que durante el juicio le consultaron si lo perdonaba, respondió que no y esa respuesta la mantiene.
“Siempre he dicho: que lo perdone Dios, Dios es el único que nos da la vida y solo él nos la puede quitar, no lo perdono, porque lo que hizo fue malo”.
Doña Deyanira asegura que cada vez que escucha las noticias sobre femicidios revive todo el dolor y reza por esas familias que se convierten en víctimas de estas maldades.
“Otro dolor como estos y creo que Dios me lleva, no creo poder soportarlo”.
“Me compadezco de las familias que pasan por estas amargas situaciones, es mucha la tristeza y no es justo que enfrenten este desgarrador dolor”, asegura.
Doña Deyanira se enfocó en hacer cursos de manualidades para desviar su dolor y además cuida a una nieta.
Para esta mamá las fotos de su hija son su principal tesoro, no son muchas las que tiene, pero las pocas las conserva con mucho amor.
Ella le pide a todas las mujeres a cerrar esos ciclos de violencia y pedir ayuda si sus vidas se ven amenazadas.
García en la actualidad tiene 61 años y está privado de libertad en la cárcel San Rafael de Alajuela.