Un Willys pick up de 1968 causa sensación en las calles de Tarbaca y Desamparados y con justa razón porque es una verdadera joya con motor.
El chuzo a pesar de ser una obra de arte rodante, es bien generoso, pues su dueño lo usa a diario para trasladarse y también para trabajar.
Ahí donde lo ve como nuevo tiene todo totalmente original y un motor de 6 cilindros
Su dueño, Marco Vinicio “Negro” Fallas comentó que es un auto que solo ha tenido tres propietarios, todos de la familia. Su abuelo, Quillo Fallas, fue el primero en tenerlo y lo compró de agencia, luego se lo pasó a su papá, Marco Tulio Fallas, y ahora él.
El carro tiene 58 años y fue traído por Jorge Zeledón, dueño de la fábrica de la Willys en Costa Rica. Costó 27 mil colones en el 68. En aquellos años era mucha plata.
Fallas restauró el carro hace trece años, pero lo hizo con piezas originales y dice que solo ha visto otro similar, o sea de ese año, esa marca y original, es de un amigo que se llama Pedro Morales, quien vive en Desamparados.
La tradición seguirá, pues Negro ya decidió que el carro lo heredará su hija, Kembly Fallas Valverde, quien hoy en día tiene 15 años.
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“El carro era de mi abuelo, pero falleció y se lo dejó a mi papá y ahora lo tengo yo. Ese carro es como si fuera un miembro de la familia”, expresó.
“Es muy especial porque allí aprendí a manejar, también mis hermanos aprendieron en ese carro. Cuesta mucho ver un carro así, hay varios, pero originales que yo sepa solo esos dos. Cuando lo restauré lo dejé original”, expresó Fallas.
Negro contó que aprendió a manejar a los once años y que en ese tiempo iba a dejar carga en el Willys. Hoy en día jala café cuando es necesario. El hombre es cafetalero y el carro es óptimo para trabajar.
“Son carros muy duros, no tienen dirección hidráulica pero valen la pena. Son buenos, a mí nunca me ha dejado botado. Es un poco gastón, por ejemplo, yo gasto cinco rojos todos los días de Tarbaca a Aserrí”, dijo.
Como el carro es tan bonito, a Negro a cada rato le piden fotos o que lo dejen subirse porque causa mucha admiración.
“La gente se saca fotos y luego la suben y después me avisan que vieron la foto de mi carro en tal perfil. Muchas veces me han ofrecido comprarlo, pero por más plata que me den no tiene precio para mí y así se los digo”, dijo el orgulloso dueño del carro.