Hoy conoceremos la historia de Alejandro Madrigal, un bebito de ocho meses de edad que ya tiene su primer chuzo y hasta se dio el lujo de exhibirlo en una muestra de carros.
Sus papás, Allan y Victoria son amantes de los Jeep Willys y por eso, desde que supieron que serían papás buscaron artículos y carritos a escala para decorar el cuarto del pequeño, sin imaginarse de que tiempo después el pequeño tendría su carrito.
El orgulloso papá, Allan Madrigal, vecino de San Rafael de Heredia recordó que un amigo fue quien le contó de la existencia del mini Jeep Willys, al que le devolvieron la vida.
“Es un carro de pedales, antiguo, metálico. Lo restauramos de cero, le llevé el carro a un amigo, Geovanny Quirós, que tiene un taller y me lo dejó como nuevo.
“En la restauración tardó unos dos meses y quedó muy similar a un Jeep que nosotros tenemos”, contó Madrigal.
El Willys lo consiguieron cuando la feliz mamá tenía seis meses meses de embarazo.
Una joya
El enamorado papá afirmó que un amigo vio el carrito en una casa, en Cartago y lo compró para vendérselo a Allan y que él echara a andar su imaginación.
“Nos dijeron que el carro original podría ser de la década de los 60. Mi amigo sabía que tendríamos un bebé y por eso no dudó en conseguirlo para nosotros.
“El carrito era de color rojo, pero estaba muy deteriorado, así que se desarmó todo, se soldaron algunas piezas y se tapizó.
“Mis expectativas siempre fueron muy altas y la verdad estamos muy contentos con el trabajo que se hizo” afirmó.
El Jeep tiene unos detalles que se personalizaron para que Alejandro disfrutara cada uno de sus viajes.
Se pintó color verde musgo y el asiento es del mismo color, en la parte delantera tiene un calcomanía con el diminutivo “Ale”, por el nombre del bebito y también tiene la fecha de nacimiento en uno de los costados.
“El carro estaba completo, pero le faltaba una manita. Los pedales son negros y también tiene una calcomanía con la mascota de la marca”, recordó Allan.
A inicios de mes, Alejandro estrenó su carrito en un desfile que hubo en San Ramón, del grupo Willys Pasión Costa Rica. Ese día, su papá jalaba el carro y el la sonrisa del chiquitín lo decía todo.
“Aún no le llegan los piecitos a los pedales, pero sabemos que cuando ya pueda le sacará más el jugo y esa es la fe tengo, que se enfiebre por los Willys.
“Ese día era la sensación, todo el mundo tenía que ver con él y Alejandro iba con ropita color verde musgo, apenas para la ocasión”, manifestó.
Los papitos de Alejandro no se cambian por nada y están felices porque pudieron cumplir un anhelo y que que el bebé pueda disfrutar de su Jeep.
“Por supuesto no lo vamos a obligar, pero sería lindo que él disfrute de nuestra pasión.