El tico Michael Núñez se impuso en el primer Ultraman de República Dominicana, una prueba extenuante que le dedicó a Dios y a la juventud que está metida en drogas.
El tico se mandó 10 kilómetros de natación (aguas abiertas), 420 kilómetros de ciclismo y dos maratones, o sea, 84 (kilómetros) entre el viernes y el domingo de la semana pasada.
Toda esa hazaña la hizo en poco más de 30 horas y superó por más de una hora y 20 minutos aproximadamente a un dominicano de la zona.
Núñez no solo tuvo como rival el recorrido, sino lluvia, un intenso calor y la misma mente que más de una vez lo intentó convencer de desistir. Pero sacó fuerzas para avanzar.
Esta fue la primera edición de un ultraman en Dominicana, que por el grado de dificultad, sobre todo en la prueba de ciclismo y por las altas temperaturas, podría ser considerada una de las más difíciles del mundo.
Pero Mike no solo superó a los diez valientes que se apuntaron a la prueba, sino que para estar ahí logró sobreponerse a un montón de pruebas de vida.
Primero, nació con un defecto en las rodillas que de niño le impedía caminar. Tenía las rodillas vueltas hacia adentro (lo que llaman corvetas) y se caía porque se tropezaba solo.
“Mi papá me quitó un día los yesos y fue Dios el que me arregló las rodillas”.
Luego, de los 16 a los 26, aproximadamente, cayó en drogas, al punto de dormir en charrales y atentar varias veces contra su vida tirándosele a los carros. Cuando por fin logró salir de ese mundo, empezó a hacer deporte, pero no pudo dejar el cigarrillo.
“Mientras nadaba, salía a fumar para controlar la ansiedad y me decía, ‘algo no combina bien’. Un día, un amigo murió de un enfisema pulmonar y me dije, ‘no me mataron las drogas, pero lo va a hacer el cigarro”, contó y a pura voluntad, lo dejó.
Ahora corre maratones, ultramanes y no ha dejado de entrenar desde hace 20 años. Se casó y tiene un hijo al que le inculca el amor al deporte.