Dicen que no hay peor intento que el que no se hace y sino que lo diga el equipo de De puntazo, de La Teja.
Los miembros del espacio de deportes retaron a dos figuras del programa Fuera de Juego, de ESPN, a un duelo de Pasillobol en la sede del diario, en Llorente de Tibás.
Mandarse a competir contra tan ilustres visitantes, fue como retar a Michael Jordan a un uno a uno en baloncesto, porque del otro lado estaba el periodista Andrés Agulla, creador del novedoso juego y Mario Alberto Kempes, campeón mundial con Argentina en 1978.
El Pasillobol es un juego que el comunicador argentino inventó en 2017 en la redacción de ESPN, en Bristol, Connecticut, Estados Unidos junto a sus compañeros de la redacción de la cadena gringa para entretenerse un poco y rápido se volvió un boom en redes sociales.
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Jugar esta disciplina parece sencillo, porque el juego solo consiste en tirar una bola por un pasillo y llegarlo más lejos que su competidor, pero a la hora de jugar son otros cien pesos.
“En el Pasillobol nosotros somos maestros y no hay quien nos gane, donde sea que juguemos somos locales por el dominio del juego”, indicó Agulla poco antes de arrancar el duelo de manera profética y sacando caja como el que tiene con qué.
Antes de jugar por primera vez en el país, el equipo de Fuera de Juego perfeccionó su estilo en el Mundial de Rusia 2018, donde los pasillos de los hoteles se volvieron otra cancha improvisada, como la de este viernes.
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El duelo duró unos minutos, como se acostumbra en el Pasillobol y cuando les íbamos a dar las reglas del juego, nos hicieron frenados, porque no le podés decir a su creador cómo jugar una disciplina que él creó.
“Cómo voy a estar nervioso si este juego lo inventamos nosotros, lo hice yo, entonces las reglas las ponemos nosotros. Acá nosotros somos la FIFA, llevamos registros y además somos los campeones reinantes invictos”, indicó Agulla sacando caja.
El pasillo consistía de unos 40 metros y cuando el Matador Kempes lo vio tuvo su único momento de duda de si lograría mandar la pecosa hasta el final, porque las paredes estrechas y un par de obstáculos le metía dificultad, pero un campeón del mundo si de algo sabe, es de retos.
“Estoy viendo que está complicadito, está estrecho, yo hice muchos goles, pero bueno en una cancha más grande”, comentó el goleador del mundial de Argentina 78 con seis pepinos", indicó don Mario.
Al final, con mucha clase, el Matador la llegó al final del pasillo, siendo el único de los cuatro que lo intentaron en conseguirlo.
La mejenga
En los entrenamientos previos, el equipo de De puntazo estuvo volando, agarrándole el toque al juego, pero a la hora de la hora la presión y el rival se los comió y a partir de allí los visitantes sacaron ventaja.
“Ahora sí te asustaste, ahora sí te pusiste nervioso”, le dijo Agulla a Bryan Castillo, miembro del equipo de local para meterle presión y lo logró porque el tiro le salió desviado, aunque Castillo tiene su justificación.
“Antes de tirar, Andrés me metió un empujón, me hizo una falta para sacarme de concentración, por lo que deberían revisar el VAR si es que lo hay”, dijo Castillo, pero el reclamo pegó con pared, porque los de de Fuera de Juego, además de ser rivales, también eran los árbitros.
Seguidamente le tocó el turnó al “Ragazzo”, como le dice su compañero Ricardo Ortiz en las transmisiones de la Serie A de Italia por ESPN y aunque no por mucho, su remate llegó un toque más lejos que el de Bryan.
Con el marcador en contra, la presión le cayó a Felipe Arrieta, otro miembro de De puntazo, quien debía llegarla más lejos que Agulla para seguir vivos, pero ya con las cámaras, el rival y la expectativa, no pudo sacar la tarea.
“No todos los días jugás con un campeón goleador en un mundial como rival, eso me afectó, ahí sí tengo que aceptar las habladas de los jugadores, porque en el entrenamiento la llegué adonde la puso Mario Kempes, pero ya con presión no es lo mismo. Con estadio lleno, grabándonos, gente viendo, me mataron”, reconoció.
Al final, el equipo de Fuera de Juego una vez más se fue invicto y con el título en la bolsa, pero con la promesa de darnos la revancha en el futuro, a ver si otro gallo canta en esta peculiar competencia.