Óscar Gómez decidió el 15 de agosto del 2015 comprar un Studebaker Commander modelo 48, que se convirtió en el regalo perfecto para su esposa, Ana Lorena Murillo, en un Día de la Madre.
La familia, que vive en el Alto de Guadalupe, colecciona chuzos antiguos desde hace 21 años y el vehículo más viejito que tenían en aquel momento era modelo 50, por lo que estaban buscando un chuzo más viejito.
“Mi pasión por los carros antiguos comenzó cuando tenía doce años y a mi esposa también le gustan los carros, de hecho cuando marcábamos hablábamos de carros y de sus características.
“Con el pasar del tiempo nos resignamos a no tener un modelo inferior a 1950, porque nos habían enseñado algunos modelos de Studebaker, pero estaban muy oxidados y otros sin papeles o sin motor. Pero un día estábamos lavando uno de los carros y pasó un señor en un taxi que nos preguntó por el modelo.
“Conversamos durante un rato y me preguntó si me interesaba comprar otro carro antiguo. Le dije que de momento teníamos suficientes, pero de todas manera me dejó el número de un amigo que vive en Guayabo de Mora. Cuando le pregunté por el modelo del vehículo que ofrecía me dijo que era el Studebaker, así que me sobresalté”, recordó.
Amor a primera vista
Óscar comentó que cuando fueron a ver el carro sintió amor a primera vista.
“El carro fue usado por el papá y el tío de la familia, quienes lo usaron hasta que fallecieron. Nos encontramos con una familia muy amable, muy buenas personas.
“Fue una negociación sencilla, al inicio nos hablamos por teléfono sin hablar de precios, hubo química desde el primer momento y cuando hablamos del precio, entendimos que ambas partes sabían el valor real del vehículo”, manifestó.
Este ingeniero civil manifestó que el carro tenía cerca de 37 años de no circular y a pesar de que es el más viejo que tiene en su propiedad, es el menos usado, pues apenas ha recorrido 50 mil kilómetros.
“Lo trajimos en una grúa y lo primero que hicimos fue quitarle las telas de araña y lavarlo a presión, para recuperarle el orgullo y comenzar a restaurarlo.
“Necesitaba una pintada y ciertos cariños, pero la pasión radica en eso. Se pintó de negro, es el color original, aunque estuve tentado de pintarlo de otro color, pero no quise hacerlo pensando en la trayectoria histórica. No requería reparaciones importantes, a nivel de motor se le cambiaron unos componentes.
“Le reparamos los frenos y parte de la instalación eléctrica, trabajos medianos a nivel de dirección, la tapicería es la original, solo se trabajó el asiento delantero para que no se siguiera dañando. Cambiamos las llantas, se las compramos a un amigo que tenía un carro antiguo”, afirmó.
El Studebaker Commander es manual, con tres velocidades. Tiene cuatro puertas, las cuales se abren al revés de los chuzos actuales, son las llamadas puertas suicidas y dentro de la joya pueden entrar seis pasajeros. En su restauración tardaron tres años y medio.
A la feria
Ana Lorena es la que le saca el jugo al chuzo para ir a la feria de Coronado y hacer algunos mandados.
“Es más de ella, por eso decimos que fue un regalo del Día de la Madre. A veces lo usamos para exhibiciones, participó en el Carnaval del 2017 y a veces vamos a desayunar o al almorzar con él. A mis hijos Silvia y Óscar les gusta mucho.
“Tenemos 34 años de ser novios y 31 de casados y en la familia ha florecido la pasión por los carros antiguos. Desde niño han sido una fascinación, tanto así que creo que en vez de decir mamá mi primera palabra fue carrito, porque para mí los carros son unas creaciones interesantes”, dijo.