El futbolista Bryan Jiménez tenía casi ocho meses que no realizar ninguna publicación en Instagram, de no brindar entrevistas y de mantener un perfil muy bajo, sin hacer mucho ruido.
Durante ese tiempo, Yitan, como le dicen al atacante, ni siquiera quería responder las preguntas que le hacían sus conocidos sobre qué había pasado con él. Su tristeza iba más allá del bullying que muchos le montaron en redes sociales
Su silencio coincidió con su salida de Alajuelense, un golpe durísimo para el muchacho debido a la forma que se dio, la proyección que traía en el club y el trato que recibió del gerente deportivo erizo, Agustín Lleida.
En exclusiva para La Teja, Jiménez rompió el silencio y nos habló de su gran momento futbolístico con el Barrio México, equipo líder en la Liga de Ascenso, en el que va de goleador con once tantos.
–¿Qué ha pasado con usted durante este tiempo?
Aprendí y maduré mucho, porque la salida de la Liga me ayudó mucho en lo humano y lo futbolístico, en todo sentido. No se dio como yo esperaba (salida), ya que fue un poco difícil y hasta pensé en dejar de jugar, pero hablé con mi familia y decidí irme a jugar con Escazú por seis meses.
Ahí me volví a motivar un poquito y me salió la oportunidad de venir a Barrio México. Para este torneo tengo expectativas muy altas y metas que había abandonado por lo que me pasó en la Liga.
–¿Cómo se da su salida de la Liga?
Yo estaba a préstamo en Guadalupe y mi contrato era de tres años, así que vencía en mayo del 2020, o sea todavía estaría vigente, pero cuando regresé de Guadalupe (en mayo del año pasado) me dijeron que me mandarían a la segunda división del club porque la primera no tenía cupo, pues estaban (Róger Rojas) RoRo, (Marcos) Ureña, (Jonathan) McDonald, así que acepté la oferta.
Pensé estar seis meses en la segunda, hacer un buen torneo y regresar a la primera. Fuimos a hacer pretemporada a Golfito y me sentía motivado. Esa gira era de domingo a domingo y ese jueves nos avisaron que vendieron la franquicia y que el equipo ya no iba más, por lo que llamamos a Agustín Lleida y nos confirmó que vendieron la franquicia. Muchos estaban desesperados porque dependían de eso. El lunes fui a hablar con Agustín.
–¿Y qué le dijo?
Que yo no debía ir a la segunda porque mi contrato decía que era jugador de primera división, pero yo acepté ir a la segunda para jugar, así que le pregunté qué iba a pasar conmigo. Me dijo que me finiquitarían y que me pagarían dos meses, pero mi contrato decía que si me echaban debían pagar el año completo.
Cuando le reclamé, Agustín respondió: “Está bien, si su contrato es de primera división, entonces llegue de lunes a viernes a dar vueltas a la cancha, solo a eso”. Esa semana fue una de las más duras de mi vida.
–¿Cómo reaccionó a ese pedido?
Entendía que ellos eran mis jefes y que si querían hacerme eso yo lo iba a cumplir porque me tenían que pagar, pues dependo de ese salario. Fue muy duro porque iba entrenar y volvía a mi casa (en Escazú) llorando en el camino por lo que estaba pasando.
Jonathan McDonald, quien ha sido uno de mis mejores amigos, me decía: “Yitan, no puede ser que le estén haciendo eso”. Otro día llegué a entrenar y pregunté ¿y mi uniforme? La respuesta de Agustín fue: “No hay uniforme de primera división para usted, agarre un uniforme de reclutamiento”.
–¿Qué sintió en ese momento?
Fue como si me arrancaran el orgullo, me quitaran todo, me sentía muy mal. Estuve seis años en la institución y no entendía por qué me trataban así.
–¿Por qué aguantó todo eso?
Porque quería volver a jugar en primera división, yo entrenaba con toda la motivación y pensaba que este señor cambiaría de opinión, cuando revise el contrato se va a dar cuenta.
McDonald me dijo que estuviera tranquilo y que siguiera entrenando, porque si dejaba de entrenar podían decir que falté al contrato y no me pagarían.
–¿Cuándo cambió todo?
Pasé una semana entrenando de esa manera y decidí llamar a don Fernando (Ocampo), para contarle lo que estaba pasando. Él no sabía nada.
–¿Qué le dijo don Fernando?
Se apenó porque desconocía la situación, le pedí que me ayudará porque ya no aguantaba más, me sentía deprimido y le pedí que me dieran el finiquito o llegar a un acuerdo. Eso ocurrió un viernes y el domingo empezaría el torneo por lo que me quedé sin equipo.
Ocampo se comportó muy bien, me pidió una reunión y me dijo que hablaría con Agustín. Corté la llamada y pocos minutos después Lleida me llamó para que nos sentáramos a hablar. Le dije que no quería hablar nada con él, porque ya era mucho el daño que me había hecho.
–¿Entonces qué hizo?
La gente de Asojupro (Asociación de Jugadores Profesionales) me recomendó que cuando fuera a hablar con Lleida y grabara la conversación.
–¿Lo grabó?
Sí, cada vez que hablé con don Agustín lo grabé en mi teléfono. Yo le puse las grabaciones a don Fernando y le mostré lo que estaba pasando, porque no sabía si me creía o no. Ocampo me dijo: “Yitan, yo le creo a usted, lleguemos a un acuerdo”.
Me pagaron diez meses y no dos como ofreció Lleida. Por dicha él (Ocampo) se comportó a la altura, como un señor y pude salir de la Liga.
–¿Qué sentimiento tiene por Alajuelense hoy?
Es un tema muy complicado, porque tengo amigos ahí y me llevó bastante bien con la mayoría de jugadores, pero ya no tengo el mismo sentimiento que tenía al principio, sigo siendo liguista, pero debido al daño que me causaron algo cambió en mí.
Cuando veía los partidos de la Liga me sentía mal, ahora que estuvieron en la final... yo podía estar ahí, pero Dios es justo. Antes no quería nada que tuviera que ver con fútbol ni con la Liga, pero ahora me siento de otra forma.
¿Cómo enfrentó el tema de los memes y burlas hacia usted en redes sociales por la promesa de los 15 goles que hizo en su momento a la Liga?
Cuando estaba en la Liga estaba Benito Floro y algo que aprendí de él es que nos decía que después de los partidos no viéramos redes sociales ni leyéramos periódicos, solo cuando mete cinco goles o ganamos diez a cero, eso me enseñó a no darles mucha importancia
En un principio luego que di la declaración de los 15 goles, sé que salieron memes y bromas y se dijeron cosas, no le tomé mucha atención, pero usted tiene familia, yo llegaba a la casa y los veía tristes o llorando, les preguntaba qué pasaba y me decían que no era nada, pero yo sabía que era eso, por lo que no deja de ser duro, uno no les puede pedir a ellos que se aparten del mundo para que no escuchen esas cosas.
–¿Cómo llega la oportunidad de Escazú?
Hablé con Bertony Robinson (gerente) y Diego Giacone, que era técnico en ese momento y ha sido un pilar para mí. Con él recuperé las ganas de jugar y volver a la cancha, en Escazú me fue bastante bien, en el torneo metí ocho goles y jugué todos los partidos, solo me perdí uno por descanso.
¿Cómo fue ese apoyo que le dio Diego Giacone?
Se portó como un gran amigo, quedamos con una relación, tanto así que el día de la final fui a la casa de él, después del partido y hasta la gorra de campeón me hizo ponerme.
En ese partido me preguntaron que con quién iba, yo iba con la Liga por ser manudo, pero sabía que le iba a ir bien por la calidad de persona que es él y su familia, por como me ayudó, fue una de las personas que me hizo recobrar el gusto por el fútbol.
–¿Cómo ha sido el trabajo con Mauricio Wright en Barrio México?
Es un técnico al que le tengo mucho respeto. Cuando él llegó acá me dijo: “Yitan quiero verlo de nuevo en primera división y yo lo voy a ayudar con eso”. ¿Cómo no se va a motivar uno al ver que una persona de tanta experiencia le dice algo así?
Le conté a Wright tenía casi ocho meses de no hablar nada con la prensa y le dije que daría esta entrevista, por lo que me respaldó y me dijo que estaba bien hacerlo para mostrar lo que estoy haciendo y lo que soy ahora.
Debut rojinegro |
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El 7 de enero de 2017, Benito Floro hizo debutar en la Primera División a Jiménez, que venía del alto rendimiento. En ese primer torneo que jugó en la máxima categoría marcó tres goles, dos contra Limón y uno frente al Cartaginés. En el siguiente semestre marcó dos pepinos (ante Carmelita y Limón) y en el último que estuvo con la Liga no anotó. |