Álvaro Zamora, volante de la Selección Nacional, confesó que el viaje a Qatar lo ha hecho pasar varias noches en vela por toda una mezcla de emociones.
En el aeropuerto Juan Santamaría conversamos con el joven jugador, quien iba bien elegante, feliz de la vida y con una sonrisa que no se le quitaba con nada, a pesar del largo vuelo para llegar al campamento previo en Kuwait, esto porque, según nos confeso, los aviones no le hacen nada de gracia.
“Lo soñé, lo trabajé. Ayer vi a mi familia (es el mayor de 6 hermanos), dimos la vuelta al estadio (Nacional, luego del partido ante Nigeria) y vale la pena el hecho de ponerse la camisa”, comentó.
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El vueltón durará en total 26 horas y finalmente la Sele aterrizará a la 1 a.m. del 12 de noviembre en Kuwait, lo que serán las 4 p.m. del 11 de noviembre en Tiquicia, por lo que el chamaco prefiere tomarse algo para dormir.
“Lo primero que espero es que me den una pastilla para dormir lo más que se pueda porque es un viaje largo, después de ahí todo bien, llevo unas series para ver, para escuchar música y esperar a que se pase rápido, detesto viajar, los vuelos.
“La paso mal, la paso mal de verdad en el avión, no sé, no me gusta pasar tantas horas ahí, me incomóda, no sé, es que no me gusta”, respondió a La Teja mientras agitaba los hombros imaginando el asunto que se le venía.
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Álvaro sabe que lo que se le viene no es jugando, el vuelo salió a Panamá, a donde llegó a las 3:20 p.m., hace una escala de tres horas y luego la Sele se irá hacia Estambul, Turquía, esa es la escala más larga. Luego viajan a Kuwait.
Para el volante del Saprissa, será el viaje más largo que ha enfrentado, más que el que realizó a Corea del Sur en setiembre, cuando fue convocado por primera vez a la Sele para jugar dos partidos amistosos.
“Ese viaja a Corea fue el más largo y otro que tuve a España por ahí, pero bueno, no pasa nada, igual voy muy contento”, agregó sobre una actividad que, al igual que a él, no le gusta a muchas personas
Más allá del tema del vuelo, Zamora afirma que conforme se acerque el Mundial le irá cayendo más el veinte de dónde está, reto que es claro no le asusta.
“La verdad que no he caído en consciencia de la magnitud de las cosas y el juego que voy a llegar a enfrentar (en el Mundial), vivo el día a día, disfruto mucho estar aquí, del fútbol y de lo que haré allá.
“Estoy muy tranquilo, me siento superbién y confiado de este equipo, con mucha confianza en mí, por eso siento total tranquilidad”, comentó.
El mundo está en las manos de Álvaro en este momento, con solo 20 años viene de coronarse campeón nacional y jugará su primera Copa del Mundo, goza del respaldo y la confianza de sus compañeros, una oportunidad dorada que nada arruinará, ni siquiera el miedo al avión.