Don Alfredo Gochez Núñez, un vecino de Desamparados, de 57 años, tiene desde hace dos años una moto que se puede decir le cambió la vida y le abrió los ojos a un nuevo mundo y hasta le brindó una relación mucho más cercana con su hija.
Cuando este contador de profesión compró esta Honda Shadow VLX de 600 cc, fue la primera moto de alto cilindraje que tuvo y más allá de conseguir un vehículo, fue invertir en felicidad, en una terapia que siente cada vez que anda en ella, por lo que su vida dio todo un giro.
Sin duda alguna eran el uno para el otro, al punto que Gochez la compró sin siquiera ir a verla personalmente, un amigo la fue a ver y con lo que este le dijo se fue de jupa, lo que pare muchos parecería una locura, pero todo le salió a pedir de boca.
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“Yo trabajaba para una institución pública y después de 14 años renuncié, entonces me tocaba una liquidación y me quise dar un regalo de comprarme una moto de alto cilindraje, un amigo mío, excompañero del colegio, me recomendó comprarme una moto así, así y ‘asá', en estas condiciones, yo no sabía nada de alta cilindrada, entonces él me ayudó a comprarla.
“Se dio a la tarea de buscarla y se la compró a un señor en Hatillo, la vio, la probó, la sintió y me dijo: ‘esta es la moto para usted’ y me mandó una foto, di cien mil colones de enganche que conseguí prestados porque aún no me daban la liquidación y quince días después, cuando me la dieron, yo venía en bus de San Rafael de Alajuela a San José haciendo transferencias, la pagué sin haber visto ni probado la moto, pero me gustó mucho”, contó.
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Gochez sabe que se la jugó muchísimo al hacer el negocio de esa manera, al punto que la esposa del que era el dueño de la moto, con la que hizo la transferencia, le preguntó varias veces si estaba seguro de pasarle tanta plata sin siquiera verificar, pero algo le decía que no podía dejar pasar esa oportunidad.
“Me mandé a ojos cerrados, era un volado, no me arrepiento en lo más mínimo por la calidad de la moto que compré, me ha ido superbién con ella, no tenía ningún problema. Cuando llegué a verla yo ya la había pasado. La esposa me preguntaba si estaba seguro de lo que estaba haciendo, hasta ella misma se preocupó, pero además confiaba en la palabra de mi amigo, le dio la bendición y me fui a ojos cerrados”, explicó.
Antes de pagarla, eso sí, ya le había hecho un estudio registral a la moto para ver que no debiera nada, que no tuviera gravámenes o multas, y como estaba limpia de todo, se mandó. Le tuvo que invertir muy poco, porque además estaba muy bien cuidada, solo le hizo algunos cambios básicos como cadena, aceites y detalles menores.
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La bicha además le valió para estar en un club de motos llamado Moto Choppers y por primera vez pudo entrar a una actividad de alto cilindraje con una de ellas, otra cosa que lo hizo sentirse realizado.
“Para mí fue toda una experiencia poder usar una moto de esas, nunca me había montado ni siquiera para probar, siempre usé motos pequeñas, de 200 para abajo, lo más 300 y al tener la experiencia, sentir la fuerza que tiene y acomodarme a ella, lo sentí como un triunfo, una satisfacción de que lo había logrado, aparte que la compré de contado, no me enjarané”.
Ahora don Alfredo anda feliz por todo el país rodando tanto con sus amigos del club como con su hija María Priscilla, por lo que no tiene dudas que ha sido de las mejores inversiones de su vida.