Hoy les traemos una joya, el MG convertible modelo 64, propiedad de don Wallace Cover.
A Cover, vecino de Santa Lucía de Heredia, le llegó este chuzote cuando menos se lo esperaba.
“Hace siete años, el dueño estaba interesado en venderlo y me contactó. Fui a verlo, estaba en muy buen estado y por eso lo adquirí.
“Era un carro muy bello, se puede hacer convertible y eso lo hace muy atractivo, siempre había querido comprar un MG”, recordó.
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Este chuzo ingresó a Tiquicia en el 2010, gracias a un estadounidense que lo trajo y a la fecha ha tenido tres dueños.
El MG cuenta con la condición de vehículo histórico, algo así como ciudadano de oro, por lo que su dueño se salva en Riteve.
“Uno hace el trámite ante el MOPT y permite que en Riteve no le hagan revisión por emisión de gases”, afirmó.
El carrito se conserva en buen estado, pero Wallace lo ha ido chineando para que cada día se vea más coqueto.
“Le importé los aros, la parrilla, las alas niqueladas, las ranas y las tuercas del centro del aro porque estaban desteñidas. Le traje las tuercas nuevas y la cubierta nueva porque la que tenía estaba rota y la repararon.
“En esos ajustes tardé unos tres años y ahorita está al cien por ciento”, manifestó.
Detalles
Este vehículo conserva muchos de sus elementos originales, como el color azul y cuenta con unas rayas grises en la tapa del motor, que se les acostumbra pintar a los carros de carreras.
Tiene un motor de 1800 cc y sus cambios son manuales. El volante, el “dash” y la palanca de las marcha sson de un tono madera, elementos originales. Los asientos son de cuero con sus costuras en rojo. O sea...una belleza.
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El radio funciona puras tejas y para ello cuenta con una antenita en el guardabarro derecho. Le entra FM y AM.
Solo para eventos
Don Wallace prácticamente usa la navecita solo para exhibiciones, algo así como para sacarle los ojos a la gente. En el último año esta joya se ha lucido muy poco debido a la pandemia, solo vez en cuando, le da una vuelta para calentarlo.
“Mi interés por los carros antiguos viene desde mi niñez, conforme fui creciendo veía autos antiguos y me llamaban la atención. Y este amor por los carros antiguos se los heredó a sus hijos Viviana, Sebastián y Nicolás.
“Ellos me ayudan a organizar exhibiciones, han participado en diferentes eventos y sé que el día en que falte, mis carros serán de ellos.
“El cuidar carros antiguos es toda una pasión, hay que estar encima de ellos y revisarlos frecuentemente para ver si hay que cambiarles algo. En mi caso chineo mucho al MG, porque es un carro muy coqueto, llamativo”, expresó.
Como suele pasar, algunas personas han querido comprarle el convertible, pero eso está difícil.
“Me gusta mucho porque son carros que no andan en la calle, uno siente algo distinto cuando lo maneja.