Melvin Redondo Brenes es un ciclista de San Rafael de Oreamuno de Cartago, de 38 años, que ha hecho historia en el deporte tico con sus campeonatos y logros a nivel nacional e internacional y su gran cómplice ha sido su bicicleta.
Muchos se sorprenderían al escuchar que una bici pudiera ser hasta más cara que una moto o un carro, o que el nivel de inversión excede a la de muchos vehículos de motor y es el caso de este modelo 2019 a la que su dueño le ha sacado mucho el brillo.
Para poder competir al más alto nivel o tener grandes resultados en cicilismo, triatlón, duatlón, o cualquier deporte en la que se una bici, hay que tener una que esté acorde a lo exigido y ese es el caso de Melvin para conquistar muchos éxitos.
“Siempre he hecho duatlón y tri, pero ahora estoy en esta especialidad que es ciclismo de pista en velódromo . He estado haciendo bastante y gracias a Dios en diciembre anterior gané mi séptimo campeonato de esa disciplina a nivel nacional. Actualmente estoy corriendo con el Movistar Bet que es un equipo ecuatoriano intercontinental y soy el único tico que ha corrido con ellos”, contó.
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Realmente su bici se utiliza para categorías contrareloj, pero él la adaptó para otras disciplinas como pista, duatlón y triatlón.
Redondo afirma que su bici sin duda ha sido gran base de su éxito, por eso la chinea muchísimo y hasta la trabaja personalmente. Ha tenido diversas ofertas para venderla, pero las rechaza todas, pues además ya tiene una conexión sentimental importante.
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“Con esta además de los campeonatos de pista, gané campeonatos nacionales de duatlón también, entonces ella viene con un proceso que para mí es invaluable. Un montón de novios le han salido. Hay gente con mucho dinero que sabe de bicicletas y me han dicho que solo les de un número, que cuánto quiero y la compran de una o que me cambian hasta por una 2025 mucho mejor, una top, pero digo siempre que no”
“Esta bicicleta para mí es un amuleto que no pienso soltar y más bien cuando me retire la voy a guindar en mi cuarto, que esté ahí siempre conmigo, ya le tengo el espacio y todo, porque no pienso deshacerme de ella”, comentó.
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Más allá de las victorias también está el tema de la inversión y todo lo que ha aprendido sobre cómo pintar bicicletas y trabajarlas para que queden en su punto.
“La tengo desde un proceso de hace unos dos años, el cual ha sido muy costoso. De hecho, las llantas no son normales, sino que llevan un pegamento especial. No traen biomático, sino una manguera, y se adhieren con un cemento especial que es muy difícil de conseguir en el país. Un amigo del equipo de Ecuador me ayudó a traer una de afuera. Cada llanta cuesta alrededor de 120.000 colones”, explicó.
“El aro trasero es una tapa completa y cuesta alrededor de 1.800.000 colones, mientras que el delantero ronda los 900.000 colones. Se mueve con rodamientos cerámicos, y cada par cuesta 350.000 colones. El manillar me costó 550.000 colones, las manillas de freno 350.000, los pedales 330.000 y los taquillos de freno para carbono rondan los 29.000 colones el par, con una duración de aproximadamente seis meses. Las llantas, en cambio, me duran solo cuatro meses”, contó.
Dichosamente para él, entre patrocinadores, amigos y sus equipos le ayudan con todo esto.
Al final, la bici le terminó dejando un emprendimiento al que le está sacando ganancias.
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“Me cobraban 4.000 dólares (2 millones de colones) por pintar mi bicicleta con el efecto marmoleado, así que me pregunté: ¿por qué no hacerlo yo? Compré toda la herramienta y decidí intentarlo. Actualmente, nadie hace ese trabajo en el país, pero al final me salió bien, aprendí la técnica y ya he realizado cinco trabajos por encargo, así que hasta terminé sacándole ganancia”.
Al escuchar toda esta historia, ahí es cuando a uno no le cabe duda que detrás de un gran campeón, hay todo un chuzo.