El marco del Saprissa vive momento difíciles, por lo que La Teja consultó a toda una autoridad en el tema para que analice qué pasa actualmente en la portería morada.
Se trata de Mario “Flaco” Pérez, uno de los mejores arqueros en la historia del Deportivo Saprissa y de Tiquicia, quien considera que el mayor problema es el mal trabajo técnico que tienen Kevin Briceño, Aarón Cruz y Alejandro Gómez.
“Hay falta de instrucción técnica, los tres tienen condiciones, cada quien con su estilo y disposición, pero no tienen ayuda técnica”, sentenció el Flaco, quien agregó que los tres deben meterse en la cabeza que no solo son guardametas, sino también defensas.
Esa ayuda técnica, según Pérez, debe venir del preparador de arqueros morado Róger Mora, pues el técnico Wálter Centeno no tiene nada que ver en eso.
Según el Flaco, Mora los debe mover e instruir, algo que él no ve cuando sigue los juegos del Monstruo por tele.
"Cuando uno ve a los guardametas nuestros pararse en un tiro de esquina o en una bola muerta diagonal se da cuenta que no se paran de frente a la pelota.
“Cuando les van a hacer un penal, los guardametas del Saprissa y, todos en general, se paran de frente a la pelota, pero cuando es un tiro de esquina lo hacen de medio lado, ¿ por qué? Lo lógico es pararse de frente para que la pelota venga hacia usted y es más fácil ir por ella, algo que no es sencillo si se está de lado”, explicó.
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Don Mario cree que los tres porteros tibaseños son muy parecidos, por lo que si lo pusieran a escoger cuál de ellos debe ser el titular, escribiría sus nombres en unos papeles y echaría los nombres en un recipiente, así que al primero que salga sería el que atajaría.
“Los tres están en las mismas condiciones, los tres son deficientes técnicamente, aunque físicamente están bien. Técnicamente están en el mismo nivel y es por eso que para escogerlo, el que saque el número uno juega, yo no podría escoger”, insistió.
Con Pérez conversamos largo y tendido el pasado miércoles, horas antes de que el Monstruo volviera a la senda del triunfo (2-1 ante el Cartaginés), tras casi un mes sin ganar y luego de soportar goleadas de 5-2 y 4-0, ante Alajuelense y Herediano, respectivamente.
De entrada, Pérez asegura que el portero no es el mejor jugador del equipo, pero sí el más importante.
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"El portero es el jugador más importante y cuando me dí cuenta que eso era así, me entusiasmé por jugar fútbol porque un juego no inicia sin un guardameta y si lo expulsan, el juego no puede seguir porque el fútbol no se puede jugar sin guardameta (sale un jugador para que entre el portero suplente).
“El portero es el jugador más importante y por eso asumía una responsabilidad con el equipo y los compañeros”, cuenta Pérez, quien se en sus años mozos se inspiró en el arquero herediano Cholo Rodríguez
Cuando Pérez jugaba, no se vivían los beneficios de ahora, en los que un jugador únicamente se dedica a patear bola para llevar el arroz y los frijoles a la casa.
A él le tocó ir al colegio y entrenar en la hora de almuerzo, rutina que continuó cuando empezó a trabajar en la Contraloría y en la que perteneció durante 32 años.
En esos años, un taxi lo esperaba afuera del edificio a las 11 a. m., durante la hora de almuerzo, para que lo llevara a entrenar a La Sabana con el Monstruo. Una hora después regresaba al brete para completar sus labores.
“Yo no almorzaba para ir a entrenar, porque éramos aficionados en realidad”, recuerda el padre de 4 hijos y casado con doña María de los Ángeles Cordero, hermana del exjugador morado Mario “Catato” Cordero (ya fallecido).
Como todo en la vida, Flaco cometió muchos errores en el marco. Él recordó que una vez se hizo un autogol por querer meter el pie en una bola centrada, luego intentó meter la mano para detener la pecosa, pero esta le pegó en el talón y le pasó entre las piernas.
En esos años no había psicólogo que le ayudara a superar una crisis y menos preparador físico o de porteros, el entrenador lo hacía todo, los ponía a calentar para jugar un colectivo y mantener el ritmo de juego, es decir, no contaban con tantas ventajas como ahora.
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Su conocimiento lo faculta para que el movimiento de traslación, vital para cualquier portero, no se los ve a Briceño, Cruz o Gómez, pues cuando están parados se lanzan a la derecha o la izquierda, pero esa técnica es la menos eficiente.
“El más eficiente es el que se usa cuando usted camina (mover ambas piernas, abrirlas), pero cuando se paran ahí (en el marco), se llenan de vicios y por eso no se mueven como caminan normalmente, sino que usan el movimiento a pulso y no es los correcto", agregó.
Es decir, al ir por una bola a un costado, el portero tiene que ir “a hablar y conversar con la pelota”, ir de frente por ella sin girar, así que deberá mover primero la pierna izquierda o derecha o viceversa.
“Arquero perfecto o invencible no existe, entonces, son cosas que uno se tiene que quitar de la cabeza para jugar tranquilo. El que juega libre no tendrá problemas, puede cometer errores como cualquiera y le van a hacer goles, pero la idea es mejorar las deficiencias que se tienen y que le anoten lo menos posible, ser más eficiente”, añade el exguardameta nacido en Heredia.
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Pérez agrega que al ser el jugador más importante del equipo, los arqueros deben apoyar muy bien a la defensa porque un club con un portero deficiente no va a ir al frente sin dejar zonas descubiertas.
Incluso, considera que la autocrítica sincera es importante para corregir lo que se hace incorrectamente, puesto que son muy pocas las personas que le van a decir a un portero que jugó mal.
Usó fórmulas matemáticas
En la época del fútbol no profesional, a don Mario le tocó apoyarse en las fórmulas matemáticas aprendidas en el cole y la Universidad para calcular las diagonales y hacer mejor su trabajo dentro de la cancha.
“Yo aplicaba eso buscando ver cómo podía cortar mejor (las llegadas al área), cogía las dimensiones del marco, las dimensiones del área y sacaba líneas, cálculos para corregir y ver cómo podía llegar (mejor) al marco”, agrega el exseleccionado nacional, quien agregó que así también sabía a qué distancia estaba su cuerpo del ángulo.
Además, Pérez reconoció que necesitaba un movimiento de traslación adecuado debido a sus 1,90 metros de estatura, ya que en los entrenamientos lo único que hacían era tirarle bolas y pare de contar.
Fue hasta que llegaron los técnicos extranjeros al Saprissa que se empezó a mejorar técnicamente la labor de los porteros, ya que antes de eso todo fue autoaprendizaje.
De vuelta a la realidad morada, a don Mario le extraña que desde la salida de Keylor Navas del Saprissa, hace casi 10 años, no hayan podido consolidar a un portero titular para el equipo ni para la Sele.
“Keylor Navas ya traía lo suyo, él no fue hecho en el Saprissa, fue hecho en San Isidro de El General”, comentó Pérez, quien agregó que el arma más importante del Halcón es el movimiento de reacción, el cual es natural del generaleño y que terminaron de pulir en España.
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Para cerrar, Pérez les recomienda a los guardametas del Sapri y del país, desarrollar la anticipación y ordenar a sus defensas en el área, algo que tampoco observa en el fútbol tico.