Don Iván Villalobos, un vecino de la Urbanización San Martín en el centro de Alajuela tiene un vochito de esos para sentarse y admirarlo por lo cuidado y lindo que está, de esos que cumple en todo el sentido la palabra chuzo.
La nave es de 1968 y además se puede dar el taco que es el único vehículo de este tipo que está en circulación en las calles de Costa Rica.
Cuando sale a exhibiciones y ferias de este tipo de naves, el carrito suele ser bien piropeado y no es para menos con el cariño e inversión que le ha metido su dueño para tenerlo puras tejas.
“Este carro es increíble, no me puedo parar en ningún lado porque todo mundo pregunta, todo mundo se saca fotos, todo mundo tiene que ver con él, desde extranjeros hasta ticos. Uno se siente halagado cuando la gente dice que está muy bonito”, detalla.
Hace unos cinco o seis años, Villalobos no precisa bien la fecha ,cuando le apareció el chance de conseguir el chuzo, el cual le salió cariñoso toda la vuelta, entre la compra y su restauración, unos ¢18 millones aproximadamente.
“Yo lo compré para restaurarlo totalmente, se le hizo la restauración desde cero, todo, todo se le hizo nuevo. Se pintó por completo, se le trabajó todo. Aunque no pareciera que pudiera ser así, le he invertido esa plata solo en la restauración, sin contar cosillas que uno le compra adicionales, que no las mete”, destacó don Iván.
Otro detalle muy llamativo es que es descapotable, por eso cuando llueve no tiene problema, nada más le sube el techo, pero nos explicó porqué prefiere no hacerlo.
“Cuando llueve la verdad lo uso muy poco, no me gusta sacarlo cuando llueve, me gusta mucho chinearlo, lo paso secando y limpiando y para no hacer doble trabajo no me gusta sacarlo cuando llueve, solo esporádicamente que uno sale y de repente llueve entonces toca ponerle la capota”.
Uno de los puntos que más le chinean, sin duda, es el motor, el cual es trabajado por el mecánico Esteban Ramírez que lo ve como si la nave fuera de él, pues lo breteó desde que inició la restauración del chuzo. Fueron dos años y medio de darle duro para dejarlo a punto.
“Es un motor 1600, admisión sencilla, típico de Volskwagen, enfriado por aire con 44 caballos de fuerza, el motor fue overhauleado en su totalidad, no tiene algo diferente al de otros escarabajos, pero creo tiene muchos años de vida por delante”.
En la Liga el carrito ya ha ido ganando su fama aunque no salga tanto a la calle, a veces lo saca dos o tres veces en una semana y en otras pasan quince días que no ve la luz.
Un detalle curioso es que hasta los tres hijos de Villalobos ya le están haciendo números al carro, ya sea para andarlo o dejárselo a futuro.
“Son dos mujeres y un varón, el varón lo pidió primero y mi hija mayor también lo quiere, pero él ya me lo había pedido y la idea es esa, no venderlo, sino que le quede a él. Yo pienso usarlo hasta al fin de mi vida, hasta que pueda usarlo y ya luego él sabrá y hará lo quiera con él”, comentó.
Don Iván le dará a su vochito hasta donde pueda como nos comenta, seguirá feliz de la vida en la pasión que solo quien tiene este tipo de carros entiende y siendo, sin duda, la envidia de muchos, porque así de cuidaditos, no es cualquiera.