¿Tomó el joven futbolista Jimmy Marín una mala decisión al salir soplado hacia Israel para asegurar su futuro y dejar la Selección botada? Sí. El y sus representantes manejaron la situación pésimamente.
Sin embargo, Marín vio una enorme grieta por la cual escapó al ver que en la representación patria no todos son iguales. Si Keylor Navas puede hacer lo que le da la gana, ¿por qué cualquier otro no puede hacerlo?
No faltarán los que digan que Navas es una estrella y que Marín todavía está muy pollo, pero en manejo de grupos cada integrante debe sentirse importante.
Gustavo Matosas, nuestro seleccionador, debería seguir los pasos de su paisano, el técnico de la celeste Oscar Tabárez, quien es todo un maestro.
"Si quieres formar un grupo sólido, debes comenzar por darle el mismo respeto a aquel que es famoso como al que no lo es”, dice Tabárez, quien dirige a Uruguay desde noviembre del 2007.
“Nadie es más que nadie en un equipo. Todos somos iguales”. El Maestro también insiste en que no entrena estrellas, entrena seres humanos. “Si quiero ver estrellas, miro al cielo".
Allí está dicho todo, lástima que entre tanta gente que hay en la Fedefútbol, probablemente nadie le ha echado una ojeadita a las reflexiones del Maestro.
Con Keylor se ha abierto un pésimo precedente, e insistimos en lo ya dicho en este espacio. El colombiano James Rodríguez y el galés Gareth Bale, ambos del Real Madrid, viven la misma incertidumbre del tico, pero ninguno de los dos le dio la espalda a su selección.
El manejo de grupo es importante, y muchas veces hemos visto que la unión de un equipo hacia su técnico los hace alcanzar grandes éxitos a pesar de las deficiencias tácticas. La Sele da señales preocupantes para el partido del domingo ante Nicaragua en el inicio de nuestro peregrinar por la Copa de Oro.