Horacio Esquivel, entrenador de Guanacasteca, es un apasionado del fútbol y de su trabajo, con los pamperos se ha entregado por completo para conseguir sus objetivos al punto que muchas veces ha perdido hasta la dulzura del carácter por ello.
El ejemplo más reciente de ello ocurrió este domingo luego de que su equipo cayera 4-1 contra Saprissa en la Cueva, ya que este lunes trascendió un video desde afuera del camerino de la ADG en la que el técnico, que también es sicólogo, pegándoles una gritada monumental a sus jugadores.
Esquivel ha dicho en diversas ocasiones que otra profesión la explota más en el día a día, hablando con el jugador, terapeándolo, dándole consejos más que en aplicar esas prácticas consigo mismo.
Sobre sus enojos, también afirmól, en otro momento, que por ser sicólogo no significa que no sea humano, que también puede molestarse y explotar en ocasiones, aunque en este torneo ha pasado más de la cuenta.
Es por eso que en La Teja conversamos con Carlos Marín, psicólogo deportivo, para que nos ayude a analizar el comportamiento de Esquivel, tomando en cuenta la profesión que estudió.
Marín, quien tiene bastante experiencia en fútbol ya que trabajó en equipos como Saprissa y Jicaral, considera que es un tema muy complejo, porque en el deporte está normalizado que se hable fuerte, pero que los entrenadores tienen que tener muy claro qué línea no puede cruzarse porque es realmente muy delgada.
“Su abordaje ante este tipo de situaciones habrá que analizar si es una descarga emocional en un momento de frustración y pensar entonces, ¿eso en qué ayuda al equipo?
“Es un tema que siempre es importante trabajar con los entrenadores, saber que todos tenemos un punto de quiebre y que por más preparación o formación que uno tenga, eso se da y la frustración es un detonante de cosas que tal vez uno no ha trabajo que es la inteligencia emocional, es un punto que ha afectado mucho a diversos entrenadores en su labor”, comentó.
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Para Marín, en estadio como el Saprissa cuando se juega de visita hay que tener el doble de cuidado, porque todo lo que se dice en el camerino se escucha, por lo que si usted llega pegando gritos y haciendo un escándalo, es como si ventilaras el asunto públicamente.
En su consideración, aunque reconoce lo difícil que puede ser ciertas situaciones, lo mejor en lugares así lo mejor era aguantarse y cuando estuvieran en un lugar más privado, ya decir lo que considerara, en el mismo autobús de vuelta, incluso.
“Imagínese incluso que viaje más incómodo se puede volver ese, tomar un viaje largo luego de una situación así adonde hubo gritos, insultos, no es el mejor ambiente para el grupo sin duda”.
Crítica
Sobre si a Horacio se le tiene que medir de otra manera por ser sicólogo, consideró que es un tema delicado, porque, en efecto, el hecho de su formación no indica necesariamente que siempre sabrá manejar su carácter y no exploté en algún momento, pero sí se expone a esa crítica.
“Por el cliché del sicólogo que es una persona que tienen que saber manejar sus emociones porque trabaja con ellas, con sentimientos debería controlar eso, pero es que eso no solo un sicólogo, en realidad es una responsabilidad de cualquier persona. a Horacio no se le debería exigir más por ser sicólogo, sino es algo que cualquiera tiene que trabajar en su manera de tratar a los demás.
“Que uno se dedique a eso, no quiere decir que uno esté exento, muchos colegas tenemos nuestros propios terapeutas, todos tenemos un botoncito que si alguien llega y lo toca, sale a relucir lo que uno es y si eso no se ha trabajado antes, se expone a ese tipo de reacciones. Uno tiene tres reacciones ante momentos de crisis, ataca, huye o se paraliza, son cosas que se deben trabajar mucho en el deporte ante momentos de estrés y tomar decisiones”, explicó.
Consultamos en Guanacasteca sobre si la directiva o el profe querían referirse al video que trascendió, pero no contestaron a nuestra solicitud.