Una de las principales atracciones que tuvo el Día del Liguismo, este sábado, fue ver a ídolos de siempre jugar un partido de fútbol ante un equipo de muchachos que ganó el torneo de la categoría organizada por los rojinegros, y cuyo premio para el campeón era medirse ante las leyendas.
José Alexis Rojas en el marco; Carlos Castro en la lateral izquierda, Roy Myrie por la derecha y Austin Berry como relevo, Luis Sequeira, Javier Delgado dirigiendo la zaga, Kevin Sancho, Carlos Hernández y Cristian Oviedo, aunque a ratos se le metía el espíritu de delantero, y Pablo Gabas formaron el cuadrazo.
Súmele a Wílmer López como técnico, pues sus operaciones de cadera ya le impiden tocar la pecosa como lo hacía de manera magistral en los 90, pero acomodando a sus compas se la jugó.
Qué equipazo tiró la Liga a la cancha, lleno de talento, clase, identidad y, sobre todo, pasión por los colores rojo y negro; además, todos manudos confesos, felices de estar una vez más en la cancha del estadio Morera Sota, y a quienes ni la garúa que cayó este sábado al medio día les incomodó para ponerse la chema.
La mejenga acabó 7-2 a favor de los exjugadores, con doblete de Myrie, uno de Gabas, otro de Carlos Castro, Cristian Oviedo y Austin Berry.
Los aficionados que se tiraron la mejenga en las gradas de la Catedral se llevaron además un gran recuerdo de aquellas épocas en las que la Liga era un cuadro arrollador, ese con el que los fiebres apenas anhelan hoy.
La química sigue intacta, igual el toque de balón, hasta los reflejos del Superman Rojas; el aire es lo que ya falta, las canas en las cabezas de algunos no mienten, pero al menos jugar un partido con dos tiempos de 15 minutos cada uno, alcanzó.
“Muy contento de estar en el camerino vacilando con algunos excompañeros y, la verdad, contentísimo, venir a disfrutar en un día especial para el liguismo, un día muy lindo que siempre se celebra. Nos tocó venir a compartir y jugar un ratito. Acá vivimos muchos momentos muy lindos, una cancha en la que disfruté muchísimo y fue muy lindo el volver a jugar un ratito”, comentó Christian Oviedo a La Teja.
Oviedo fue de los que más corrió junto con Charly Castro, quien al verlo más de un aficionado se preguntaba sino querría mandarse otra vez a jugar con la Liga.
“Es un honor y un orgullo volver acá, una institución a la que queremos y valoramos mucho. Tener el gusto de volver a jugar en esta cancha, es todo un honor, por lo que me siento muy halagado”, dijo Castro a La Teja, uno de los más buscados para las fotos.
El Popo Myrie nos confesó que salió bien golpeado del aire, pero que también disfrutó mucho el chance porque además su hijo Kyan estuvo a la par suya viéndolo jugar.
“Un honor verlo a él jugar siempre, ahí haciendo de las suyas con sus cambios de ritmo, me da mucha felicidad verlo jugar siempre”, confesó el chico de 12 años.
“Acá, entre nosotros, estoy un toque golpeado, esos piquecillos ya no son tan fáciles como antes, pero igual muy agradecido por la oportunidad de participar en estas actividades tan bonitas con las que la Liga nos permite estar en contacto con la afición recordando viejos tiempos. Lo físico ya no es lo mismo, pero el amor por la institución sigue intacto”, añadió.
En un momento en el que los manudos exigen de vuelta identidad y sangre rojinegra, las leyendas muestran que aún hay muchos exjugadores en los que palpitan fuerte esos colores.