Un gol a los 88 minutos de Steven Williams revivió las opciones de Guanacasteca de seguir peleando por meterse a las semifinales tras un sufrido triunfo en el estadio Chorotega de Nicoya ante Puntarenas FC.
Para los pamperos, si quieren soñar con clasificar tenían que ganar este miércoles, no había otra opción y la manera como lo lograron le metió drama a la situación, incluso, algunos equipos hasta se pudieron ilusionar con que iban a hacer la de las vacas, porque faltando tres minutos para el final la mejenga aún seguía en empate.
Con la agónica victoria, la ADG llegó a 32 puntos y al quinto puesto, mandó a Cartaginés al sexto con 31, además se puso a dos de Herediano y Saprissa y a tres del segundo lugar, San Carlos.
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La igualada jodía mucho a los pamperos, casi los sacaba del juego, aunque tenían opciones matemáticas, pero con la cuesta muy empinada y sin depender de sí mismos.
Eso sí, la cosa igual sigue complicada, especialmente porque para clasificar Guana tiene que sumar un punto más que el que esté de cuarto en la tabla, pues tiene un asterisco por una sanción administrativa al inicio del torneo que en caso de cualquier empate en puntos, llevará las de perder.
Fue una mejenga supermovida, a los 34 minutos se adelantó con el gol de José Mora, uno de sus jóvenes valores que consiguió su segundo gol del torneo y luce como una de sus figuras.
En el segundo tiempo pasaron aún más cosas, los porteños hasta regresaron quejándose de que en el camerino olía mucho a cloro, lo que nos los dejaba ni estar mucho ahí, pero aún así salieron a pulsearla.
A los 77 minutos lograron la igualada, el equipo buscó opciones para empatar y lo consiguió con un penal en una jugada en la que Johnny Leverón se barrió cuando Anthony Hernández entraba al área. Un penal claro que Pika anotó.
Minutos después, un zorro se metió a la cancha, lo que atrasó la mejenga un toquecito, mientras Steven Williams sacaba, con paciencia, al animalito.
La vida le reconoció a Williams la buena acción porque al minuto 88 anotó el tanto del triunfo con un toquecito de borde interno tras un cabezazo que un compañero le pivoteó, gol que es vital para seguir soñando.