Fernando Piñar es una de las figuras que desde que llegó a Alajuelense se acomodó sin problemas, ya que arrancó con toda la leche en la lateral derecha y gozó de la confianza de Alexandre Guimaraes, pero una lesión lo frenó y lo sacó por un largo rato.
Una fractura en el dedo pequeñito del pie derecho, durante un juego contra el Marathón de Honduras por la Copa Centroamericana, lo mantuvo fuera de acción por casi dos meses y poco a poco ha ido recuperando el terreno perdido, a pesar de las dificultades.
“Desde el primer día que llegué acá siempre he trabajado al cien y lo hice con la mentalidad de ganarme un puesto, venía con ambición y muchas ganas, pero al final solo Dios sabe por qué hace las cosas y lo que nos pone al frente.
“Al fin y al cabo, la verdad nunca esperé volver tan rápido de una lesión por la que nunca había pasado, que no conocía. En el trabajo que hice durante la lesión traté de prepararme al cien, pero lo hice pensando en volver a mi nivel”, comentó.
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La parte mental fue uno de los detalles que más tuvo que trabajar, pues reconoció, ante la consulta que le hizo La Teja, lo más difícil que fue trabajar más allá de lo físico.
“Es muy duro llegar, hacer las cosas de la mejor manera y vivir un momento bastante difícil debido a una lesión. Pensé en muchas cosas, gracias a Dios que el equipo tiene los argumentos que le ayudan mucho a uno a salir adelante y eso me ayudó bastante, no le puse mucha atención a algunas cosas el tiempo pasó y gracias a Dios muy rápido”, destacó.
Durante el tiempo de su lesión, los aficionados manudos pidieron mucho por su regreso a pesar de ser un recién llegado, pues vieron a un jugador que resolvió de alguna manera los problemas que habían tenido por ese carril.
“Creo que las cosas uno se las gana dentro de la cancha, con el trabajo diario, desde el primer día que llegué lo hizo con la consigna de hacer grande esta camisa, muy contento de seguir trabajando”, comentó.