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Costa Rica tuvo una visita a Surinam mala, malísima, de la que casi no tiene nada de lo que sacar pecho, al punto de que logró que, por primera vez en la historia, los caribeños le arrebataron algún punto.
La Sele jamás había cedido unidades ante un rival de esos, con los que no se permite resbalar, de los que la gente cuando ve el calendario piensa que son victorias seguras, porque son impensables las “sorpresas” desagradables, como la de este viernes en Paramaribo.
Al Caribe se llegó con la idea de ganar para prácticamente amarrar el boleto a los cuartos de final de la Liga de Naciones de la Concacaf como primero de grupo y llegar tranquilo a la mejenga del martes ante Guatemala, pero la salida al Caribe más bien nos dejó obligados y con el agua hasta el cuello.
La cosa se explica fácil, si perdemos o empatamos el martes en el Estadio Nacional ante los chapines podríamos hasta quedar afuera en primera ronda, por más penoso que eso suene y es algo posible.
Costa Rica tiene en este momento cinco puntos, Surinam cuatro y Martinica cuatro. Una derrota o un empate, sumado a una victoria de cualquiera de esos dos rivales nos dejaría afuera de la otra ronda y hasta de la Copa Oro 2025.
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Por si fuera poco, el pésimo empate le permitió a Guatemala, que sí triunfó este viernes en Guyana, ser líder del grupo A, sacándole dos unidades a Costa Rica. Con un empate los chapines aseguran la cima, mientras que los ticos están obligados a ganar para ser líderes.
Los horrores no acaban acá, no señores, aún hay más porqué asustarse, dado que el clasificar de primero o de segundo define el rival de la próxima ronda, que podrían ser México, Estados Unidos, Panamá y Canadá.
Si Costa Rica es líder jugaría ante Panamá o Canadá, dependiendo de quién sea líder en el otro grupo entre Jamaica y Honduras y si es segundo, iría ante México o Estados Unidos; elija su veneno, nada más.
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Pésima imágen
Ya llevamos tamaño camino recorrido y aún no hemos encontrado un solo argumento que rescatar del punto que se sacó en Surinam, porque además la imagen que dejó la Sele en el campo fue fatal.
Estamos hablando de un partido en el que el rival tuvo una posesión de balón de 67% y en el que Patrick Sequeira fue la figura tica. Nos movían la bola de acá para allá y nos tiraban centros al área con los que sufríamos en paleta.
Es cierto que jugamos casi todo el segundo tiempo con diez por la expulsión de Josimar Alcócer, pero como veremos, en realidad ese no fue el único motivo del desastre tricolor.
Costa Rica fue 20 minutos de juego, nada más, incluso, a los 12 se adelantó con el tanto del mismo Alcócer en una jugada que nació en pies de Warren Madrigal, quien encontró a Manfred Ugalde y este se la puso al exmanudo, que se quitó una marca entrando al área y definió de buena manera.
A los 20 minutos se lesionó Jefferson Brenes, el único jugador de marca que teníamos en la media y ahí todo empezó para atrás, Sebastián Acuña no fue un relevo eficaz y empezamos a sufrir.
Patrick salvó una heroica a los 27 minutos, era gol y rechazó casi a quemarropa con su pie izquierdo, pero a los 36 nos empataron con un tanto de Gleofilo Vlijter.
Con un balón a las espaldas y por la banda se llevaron en corrida a Haxzel Quirós, la metieron al área, se llevaron muy fácil a Jeyland Mitchell, en un primer remate la pegaron mal y luego le quedó la pecosa Vlijter, quien tocó ante la salida de Sequeira.
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La Sele acabó el primer tiempo pidiendo tiempo, con seis tiros directos en contra y solo dos a favor, uno de ellos el gol, ahí estábamos once contra once y la estábamos viendo fea.
La expulsión de Josimar cambió y complicó más las cosas, claramente, pero ya veníamos sufriendo. En el segundo tiempo tuvimos un par para ganar la mejenga, la más clara en contra de Álvaro Zamora, pero también la pudimos perder, pero Patrick siguió siendo figura.
No le busquemos excusas a una roja, a una mala cancha, a un rival que físicamente era potente, mejor decir las cosas como son: nos trajimos un empate terrible que nos dejó sin margen de error.
