Bayron Mora tiene 21 años y, aunque a muchos les parezca sorprendente, ha vivido más de la mitad de su vida lejos del hogar de su familia en Paso Canoas, sitio que dejó con solo diez años para perseguir un sueño.
Al verse hoy por hoy defendiendo el marco del primer equipo de Liga Deportiva Alajuelense, es el momento en el que reflexiona que, a pesar de los momentos duros, todo valió la pena, es la recompensa del trabajo duro.
La paciencia ha sido otro de los atributos de Bayron, desde el 2022 ha estado cerca de la máxima categoría, fue tercer portero un tiempo sin llegar a jugar y hasta vivió la experiencia de salir a préstamo para ganar minutos y, además, tiene todo el proceso de selecciones menores.
En el 2023 jugó para San Carlos, club para el que jugó 15 partidos, hasta que en el 2024 regresó a la Liga. En el campeonato pasado fue el suplente de Leonel Moreira y, luego de la salida de este, le tocó iniciar de titular este torneo.
“Es una oportunidad que se me da ahora a mí, quiero aprovecharla de la mejor manera. Con Leo tengo muy buena relación, amistad, es una persona que fue pieza fundamental en mi crecimiento día con día, me apoyaba mucho en él en diferentes cosas, por su trayectoria y experiencia, traté de ser muy receptivo en ese aspecto”, contó en entrevista con La Teja.
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Ahora con el uruguayo Washington Ortega le tocará pelear el lugar en el arco erizo, pero aunque el sudamericano llegue para ser titular, el meta de 1,86 metros no le teme a la competencia, pues siente que está preparado para el reto.
“Con Washi ya hablamos, ya entrenamos, me parece una gran persona, alguien que viene a trabajar bastante, pudimos conocernos, hablarnos un poco, allí me pude dar cuenta de que es una gran persona, al final es una competencia sana que nos hará crecer y sumar a todos”, comentó.
Los resultados complicados que ha vivido Alajuelense en los últimos semestres han ayudado a Bayron a desarrollarse en los momentos difíciles, hacerse fuertes y soportar.
“Soy una persona muy creyente, a veces uno tiene ciertas expectativas y muchas cosas que piensa, pero al final Dios es el que determina si ese es el momento justo para vos, siento que me baso mucho en eso, he venido quemando varias etapas, pero solo él verá cuál es mi momento”, destacó.
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Vivir lejos de la familia no ha sido fácil
Dejar su hogar a los diez años es una de las cosas más difíciles que le ha tocado enfrentar, pero son pruebas que le formaron el carácter y una muestra que desde niño peleó por un sueño que tenía muy claro.
“Al final uno, en ciertos momentos, hace como una pausa y recuerda un poco lo que ha pasado y lo tenés que utilizar como motivación, al final puede ser un empujón extra que te ayude a lograr tus metas, es una ilusión grande ver cómo poco a poco se van dando las cosas, sin apresurar nada, ver que lo que he soñado y quería se ha ido dando.
“No puedo decir que me arrepiento de nada, no, no. Todo lo que pasé siempre fue para cosas buenas, procesos que tuve que haber pasado, sino hubiera sido totalmente diferente. Vivir lejos de la familia fue un proceso complicado; sin embargo, desde muy niño siempre tuve esa decisión de qué es lo que yo quiero ser, a qué aspiro, mentalmente siempre fui bastante fuerte, entonces todo eso de estar lejos de la familia, son sacrificios que me ayudaron mucho”, explicó.
Entre Alajuela y Paso Canoas hay casi 350 kilómetros de distancia, está a seis horas, un camino largo, por lo que ir a ver a la familia no es lo más sencillo, pero al menos su mamá vive en Moravia y con su familia y abuelas habla seguido. A verlas puede ir cada seis meses, en mitad de año cuando acaba el torneo, igual que a su papá y demás familiares.
“Hablo mucho con mi familia, con mi bisabuela, con mis abuelas, paso hablando con ellos por lo menos cuatro o cinco veces por semana y con mi mamá igual. En mi caso mi bisabuela y mi abuela a mí me chinean un montón, siempre están pendientes de mí, es algo que siempre les agradezco, ellas son muchas cosas para mí, parte importante de mi vida”.
Al consultarle qué es lo que más extraña de su pueblo, además de la familia, la respuesta es sencilla, pues tiene que ver con ellos, la comida de las abuelitas, como las sopas y el pollo achiotado, y jugar con sus hermanos, primos y amigos.
“Si le soy sincero, soy muy casero, me encanta estar en mi casa, jugando ahí en el patio que es un terreno donde tenemos unas canchitas y jugamos con mis hermanos, los amigos, eso es lo que más extraño, y las comidas de mis abuelas. Somos cuatro hermanos, uno mayor y dos menores que yo, cuando todos nos juntamos la pasamos muy bien”, finalizó.