Ariel Rodríguez rompió una racha de casi cinco meses sin anotar para aparecer en el momento justo y darle una agónica victoria al Saprissa 2-1 sobre el Vancouver Whitecaps de Canadá en la primera ronda de la Liga de Campeones de Concacaf.
Otra vez en la saprihora, al minuto 95, en ese momento mágico que siempre se siente en la Cueva que puede pasar cualquier cosa, un gol que coreó todo un estadio, que se escuchó a lo largo de kilómetros, más por la tremenda sufrida que significó el juego.
Los morados suman cuatro partidos sin ganar en el campeonato nacional y tras el primer tiempo, todo parecía que esa racha seguiría ahora en Concacaf, certamen en el que además no ganaban un partido desde el 2019.
En Tibás las excusas, justificaciones o habladas ya se agotaron, el aficionado no quiere escuchar a su dirigencia sacando pecho por un tetracampeonato que ya fue hace meses, porque el morado quiere ganar hoy, quiere ver algo muy diferente a lo que tiene en el campo,
Al morado no le alcanza con esta versión de Saprissa, ralita, apenas para el gasto, que si bien se esfuerza, le faltan cosas para que el aficionado se sienta satisfecho, pero que este jueves hay que darle la derecha por el corazón y las ganas de pelear hasta el final.
La mística es algo que distingue al Monstruo, aún en sus momentos más bajos pelearle, combatir, no darse por menos, eso sí está en su ADN, así como la exigencia de una afición que no come cuento ni se le engaña fácil.
Escuchar a la tribuna silbar casi desde que inició el partido, a la misma que ya se le hizo costumbre corear el “Fuera Giacone”, o señalar las fallas de algunos jugadores que hace rato están en su lista negra. Ese aliento y esa exigencia puede ser la que rescate a este equipo, y no dejó estar hasta el último instante.
Las cosas empezaron mal, como ha sido constante últimamente, apenas a los 20 minutos anotó el Whitecaps en una jugada en la que el delantero ingresó muy fácil al área y definió ante una defensa muy pasiva y a la que le falta brillo con algunos nombres como Ryan Bolaños o Eduardo Anderson, a quienes les costaba horrores el partido y a quienes sin duda la camiseta morada les queda enorme.
What a finish by Gauld! ✨ The Vancouver Whitecaps take the lead! ⚽#ChampionsCup pic.twitter.com/EjoBk7ThAD
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En tres pases se movió todo, la abrieron a la derecha, donde apareció Ali Ahmed, la condujó un poco y sin que nadie lo incomodara, la puso al centro para que apareciera el capitán Ryan Gauld y así definir de derecha, sin problema alguno, mientras toda la defensa morada solo veía una amargura más.
La variante de Giacone de poner a Kendall Waston como delantero, de poco le sumó de arranque, Saprissa limitó su juego a buscar pelotazos para él y para Sabin Merino, sobre el que aún nos preguntamos cuándo mostrará al menos un poquito de fútbol.
El partido se jugaba a lo que quería el visitante, tenía mejor manejo de balón y se sentía mucho más cerca el 2-0 que el empate morado, por lo que la gente perdía la paciencia con lo que veía, quienes no paraban de silbar. La etapa inicial acabó en una rechifla que envolvía la Cueva.
Para la segunda parte, la cosa no era muy diferente, tanto en el trámite, como en la reacción de la gente hasta que apareció el capi, el ídolo, el de siempre, Mariano Torres con un gran remate colocado desde afuera del área que puso el empate.
¡Mariano Torres responde con un GOLAZO y empata para Saprissa! 🔥#ChampionsCup pic.twitter.com/WG4ZLJdiOE
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Fue más otra genialidad de Mariano que otra cosa. La tomó en las afueras del área, tiró una gambeta y sacó un zurdazo al otro palo con una parabola perfecta para poner la igualada a los 51. Se sacó un conejo del sombrero para un Saprissa que escasea la magia.
La paridad no tiró abajo al rival, que seguía presionando y tres minutos después falló una opción increíble de cara marco. El uruguayo Mathías Laborda tuvo un cabezazo solo frente a marco, sin que Fidel Escobar, quien era su marca lo pudiera ni incomodar y para fortuna morada la falló.
A Ariel Rodríguez le anularon el que pudo ser el gol del triunfo, pero por unos centímetros estaba en posición prohibida, hasta que lo consiguó al 95 tras un remate de Jeffry Valverde que pudo pescar y al puro frente del marco, cortó su sequía personal y la de la S en Concacaf.
Bien por Ariel y por Saprissa, aunque no hay que engañarse porque este asusta poco y ahora le toca viajar a la fría Canadá, donde tendrá que acordarse de qué está hecho.