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Anthony Walker, arquero del Herediano, era una de las principales incógnitas en el cuadro florense, habían dudas de cómo respondería en una instancia como fueron las semifinales ante Alajuelense, luego de que tuvo un torneo irregular con errores en varios partidos.
Ante la lesión de Aarón Cruz, el Team debe terminar el torneo con los suplentes, probó tanto con uno como con Steven Orias, joven de ligas menores que también falló en ciertos momentos, por lo que la decisión de a cuál meter generaría dudas de cualquier forma.
Anthony reapareció luego de mes y medio como suplente, las semifinales ante el Real Estelí de Nicaragua por la Copa Centroamericana lo marcaron para mal, se le señaló por parte de la afición como uno de los responsables de la eliminación y lo sentaron.
En el tramo más caliente de la primera fase, Walker vio cómo su equipo consiguió la clasificación con él en la banca, pero ante el León le dieron una nueva oportunidad en la que se vio mucho más aplomado y haciendo paradas claves para que los florenses avanzaran a la final de la segunda fase.
“Son cosas que pasan en el fútbol, el deporte es así, siento que gracias a Dios, todo lo que él hace en mi vida, lo hace para mejorar, para crecer, para aprender y ser mejor jugador y persona.
“Me dolió mucho lo de Estelí, lo acepto, fue un momento complicado, pero también me ayudó mucho a crecer, a entender dónde estoy, con quién estoy, con qué afición estoy y es algo que más bien agradezco, porque me hizo un mejor jugador”, explicó a La Teja sobre esa situación.
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El meta incluso desesperó a la afición y plantel manudo con un duelo psicológico en el que jugó con ellos gastando el reloj en cada oportunidad que tenía, perdiendo algunos segundos, sacando colmillo en situaciones que a la larga le sirvieron a los suyos.
Mentalidad de Anthony Walker fue clave
La mentalidad para el arquero fue clave, sentirse capaz y competente para el reto, sin hacerse por menos por los comentarios o por lo que haya sucedido antes, ese espíritu también lo tomó de la manera cómo sus compañeros encararon la serie ante los manudos.
“En mi cabeza nunca estuvo que ellos eran favoritos o darnos por menos, para mí estos partidos se disputan en el momento, como se vio en el campo. En mi cabeza, si yo siento que no voy a clasificar, a ganar o que no me va a ir bien, entonces ya perdí, pero nunca lo vi así, al igual que el grupo, mis compañeros y el entrenador lo enfocamos así”, destacó.
A sus 23 años, este torneo es uno de los momentos de mayor exigencia para el meta, jugando en un equipo grande en Costa Rica, luego de un paso por Portugal en el que no tuvo mucho protagonismo, por lo que ahora era el momento para mostrarse.
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Hay dos acciones suyas que marcan las semifinales, dos tapadas al manudo Alberto Toril, tanto en la ida como en la vuelta.
“Me siento muy bien, yo desde que llegué a Heredia creo que tengo una madurez mayor. Intento siempre trabajar como si fuera titular, sea lo que sea que decidan, así que esto para mí ha sido más de lo mismo en el trabajo, me enfoco en jugar, cuando lo hice trabajé duro y cuando dejé de jugar, seguí haciéndolo igual.
“Esto para mí es una bendición, mi mamá siempre me enseñó a creer en Dios, pero sobre todo saber que a los hijos de Dios, todo nos pasa para bien y que debemos aprender. Lo de Santa Ana (regaló un gol), lo de Estelí me dolió mucho, pero son cosas que me hicieron más fuerte.
“Como dije en su momento, tal vez sean las últimas (equivocaciones), espero que sí, pero como portero es difícil asegurar eso, así que sigo trabajando duro con la confianza en Dios”, dijo.
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Walker comentó que en esos momentos difíciles en quien se refugió fue en su familia, como lo ha hecho siempre, son los que lo respaldan en los buenos y malos momentos y nunca se separan de su lado.
Ahora el meta enfrentará la final de segunda fase ante Saprissa, equipo en el que hizo ligas menores en el fútbol costarricense, al que conoce bien y que dejó en el 2019 cuando jugaba en su equipo sub-20 para irse a Europa, con la fe de que las cosas sigan marchando igual que en las semifinales.
