Alajuelense derrotó 4-3 al Luis Ángel Firpo de El Salvador en la segunda jornada de la Copa Centroamericana, visita que, eso sí, puso a prueba el corazón de los manudos, que ya se están malacostumbrado a aquello de sufrir para triunfar.
La Liga gana, está invicta en el torneo nacional y en la Copa Centroamericana, eso es un dato frío que numéricamente no puede debatirse, el asunto entra cuando vemos las formas y el cómo.
Hace unos días Alexandre Guimaraes dijo que él estará contento hasta que la Liga juegue y se comporte de acuerdo a su visión y estamos seguros que esta versión del León no es precisamente a la que se refiere el DT.
Liberia, Cartaginés y ahora el Luis Ángel Firpo fueron partidos en los que los erizos terminaron comiéndose las uñas, pidiendo tiempo y con el rival encima a punto de sacarles el empate y que en muchos tramos del juego hasta el rival fue mejor.
El aficionado manudo vive en medio de dos puntos, muchos estarán contentos de ver el equipo ganar, pero posiblemente no quieren pasar por juegos como el de miércoles, en el que otra vez mandó el sufrimiento sobre cualquier otra cosa.
Si usted ve el resultado desde afuera o desde un punto de vista neutral, podría decir que fue un partidazo, muchos goles, muchas opciones, pero el fiebre te va a decir otra cosa, por como terminó comiendo uñas y sufriendo una vez más.
La parte que debería alertar es que no era un partido para eso, al menos así pintaba al inicio, cuando en solo 22 minutos ya los ticos iban ganando 2-0 con los goles de Diego Campos y Jonathan Moya.
Qué momentazo atraviesa Campos, determinante y efectivo en todos los partidos, la confianza al tope, anotando, asistiendo, siete tantos en siete partidos entre Recopa, torneo nacional y Copa Centroamericana.
En el 1-0 Anderson Cardoso remató afuera del área, el portero rival rechazó y dejó el rebote muy corto, adonde apareció Diego para mandarla al fondo apenas a los 20 minutos.
Dos minutos después, el inspirado extremo se la llevó por la izquierda, corrió toda la banda y se la puso a Moya, que venía entrando solo, y puso el 2-0.
Pintaba a un partido tranquilo, incluso olía a goleada a favor de los erizos, pero como desde los 25 minutos el Firpo empezó a mostrar lo suyo y se marcó una tendencia. Lo que la Liga conseguía en ofensiva, lo perdía en defensiva.
Para el 2-1, a los 30, Styven Vásquez le robó las espaldas a Alexis Gamboa luego de un pase de cabeza y definió bien ante la salida de Leonel Moreira. Golpe inesperado que irrumpía la tranquilidad que había.
Aarón Suárez puso el 3-1 de inmediato, al 32′ cuando empujó una bola que le puso Canotho desde la derecha para la tranquilidad, pero al 40′ llegó el 3-2 del Firpo con el brasileño Gustavo Souza y allí empezó esa zozobra de que la igualada podría estar a la vuelta de la esquina.
El segundo tiempo lo salvó el gol de Rashir Parkins, pero después de eso fue un puro nervio para la Liga, una tensión que se palpaba, se veía en el ambiente, en Guimaraes desde el banco y que ni el gol del volante de contención calmó, un buen remate desde afuera del área que puso el 4-2 al 66′.
¿Por qué no calmó nada? Al 77 cayó el 4-3, de nuevo con una jugada que Vásquez tocó casi en la línea de meta con la rodilla, en la que la zaga eriza se quedó pidiendo posición prohibida y dejó de marcar.
De ahí al final fue sufrimiento puro, con Leonel Moreira salvando el rancho y con un equipo que se tiró atrás y no podía sostener la pecosa; y sí, la Liga ganó de nuevo, pero con estas formas está probando el corazón y la paciencia de muchos.