Escuchar
Alajuelense lo intentó por diversas vías, pero se fue con otra amargura al empatar 0-0 ante Pérez Zeledón en el estadio Nacional, resultado que deja los sureños como líderes del torneo con nueve puntos tras cinco juegos.
Tal como lo hicieron en el estadio Ricardo Saprissa en la fecha dos, los generaleños se llevaron otro gran empate de la casa de un equipo grande, uno que ya está acostumbrado a los colerones y amarguras por su pasado reciente.
Los manudos habían tenido un arranque potente con nueve goles en sus dos primeros juegos y, ante los sureños, la actitud que mostró el León era seguir por esa línea, tirar, tirar y tirar, pero las circunstancias frenaron seguir ese paso.
El otro gran factor del frenazo tiene nombre y apellido, el arquero Bryan Segura, que hasta el momento se está convirtiendo en la gran figura en el inicio de un torneo muy favorable para Pérez.
No se le puede señalar a la Liga que no la buscó, ni lo quiso ganar, desde los tres minutos tuvo una opción clarísima en la que ya el arquero sureño sacó pecho y al 7′ hizo un doble paradón, primero a Alberto Toril y luego a Diego Campos.
De nuevo, como lo hizo en Tibás donde le atajó un penal a Orlando Sinclair, se llevó otra pena máxima, ahora a Toril, quien tuvo la oportunidad de hacer un cobro desde los once pasos tras una torpe barrida de Jefferson Rivera a Aarón Suárez entrando al área.
El español lanzó el remate a la izquierda del meta, quien adivinó y luego, en el rebote, Diego Campos la lanzó por arriba del marco tras un cabezazo. Era una opción más clara que la otra.
Es la acción que marca el choque, la clave, Toril aseguró tras el partido que asume la responsabilidad del empate y hace bien, porque ciertamente en sus pies estuvo el triunfo.
Alegronazo de burro
Cuando parecía que el mal trago del penal pasaba a un segundo plano al abrir el marcador a los 20 minutos con un tanto de Campos, la acción se anuló por una mano previa de Bryan Oviedo luego de controlar la pecosa y mandar un centro desde la izquierda.
El árbitro Jesús Montero dio el gol, pero ante los reclamos de los jugadores de Pérez Zeledón se dio la revisión en el VAR y se vio que sí le había dado la bola en la mano al lateral, por lo que canceló el gol.
Dos minutos después de esa, ahora Bryan le sacó otra a Aarón Suárez en el área pequeña y luego desvió otro remate afuera del área de Canhoto a la media hora, era su show, parecía que se necesitaría algo realmente extraordinario para vencerlo.
El medio tiempo se fue con una sensación que la Liga tenía ambición y voluntad de ir por el triunfo, por algo, al regreso de los banquillos, todos los cambios de Guima fueron ofensivos, pensando en el marco rival.
Pérez en ofensiva había sido muy limitado en la etapa inicial, pero al arranque del segundo tiempo se pellizcó un poco para probar a Washington Ortega, portero uruguayo que tuvo su debut y en la que lo exigieron respondió. Le hizo una buena tapada a Jorkaeff Azofeifa al 52′, que llevaba veneno puro.
Tras unos diez minutos en los que sacó pecho, la Liga retomó las acciones de un partido en el que la bola siempre fue suya, pero una vez más le faltó tranquilidad y paz para más, porque opciones generó en paleta.
Las estadísticas son más que elocuentes, los erizos pegaron once remates directos y quince desviados, dos al palo, una rayería que cuando no era Bryan, era el palo o un defensa.
En uno de tantos remates, Segura hasta terminó adentro del marco, cayó sobre la red y una parte se la trajo al suelo, un juntabolas tuvo que ir corriendo para subirse en un poste, hacer un nudo a una argolla y reparar la cosa rápido para seguir jugando, pero qué va, no había por dónde para la Liga.
El esfuerzo se reconoce al León; sin embargo, una vez más la afición en el estadio Nacional y la barra con sus mantas fueron enfáticos que solo con las ganas no bastan, exigen resultados, triunfos y la convicción que se es capaz de ganar títulos, para eso todavía falta muchísimo camino.
