Eduardo Araya Pereira es un costarricense que vive en Revere, una ciudad muy cerca de Boston, Estados Unidos, desde 1999 y al que desde que era un chamaco en Tiquicia le encantan las motos y se llevó esa pasión consigo para el norte.
Hoy por hoy una de las cosas que más disfruta es subirse a su motocicleta Indian Roadmaster 2015, reunirse con amigos e ir a “comer” kilómetros en las carreteras gringas disfrutando de los paisajes.
Su moto no tiene nada que envidiarle a ninguna otra, se da taco a taco con las Harley Davidson y es muy admirada por quien se topa, es como siempre la soñó y no tiene planes de soltarla por nada, luego de comprarla en el 2018.
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“Está viejita, pero muy efectiva, se mantiene muy bien, el motor es 1900 cc, se le hace una actualización que se le cambian las muflas y pistones, haciéndole ese trabajo gana entre un 20% a un 25% más de potencia, la moto lo que llega es a unos 98 caballos de fuerza.
“Es de aluminio, todo el marco es de aluminio, entonces es una moto liviana y fácil de manejar, es de 400 kilos, pero a la hora de manejarla se siente más liviana de lo que en realidad es, porque está muy bien balanceada, es muy sabrosa de manejar en lo que son paseos largos y viajes de larga distancia”, explicó.
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La moto tiene sexta en la caja de cambios, otro detallazo para viajes largos.
“Tiene calentador en los asientos, en los puños para la época fría, especialmente acá arriba que es bastante frío. El vidrio del parabrisas es ajustable de acuerdo a lo que uno quiera, si hay viento o lluvia lo sube y lo protege, muchas cosas así especiales.
“Obviamente es la competencia de Harley, por lo que son los acabados, extras y eso sí tienen mejor detalles que las Harley en ese aspecto, que no le ofrece el ajuste en los vidrios ni esos detalles. Tiene unos acabados muy lindos y tradicional, hasta suspensión trasera hidráulica tiene”.
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En Tiquicia, Eduardo vivía en Jardines de Tibás, hasta que decidió irse a Estados Unidos, allí se metió a un grupo de motociclistas, con el que suele salir a rodar distancias de más de 400 kilómetros. Con las carreteras de allá, claramente se hace en menos tiempo que en Tiquicia.
“En Costa Rica la moto se ve más como una herramienta de trabajo, son de cilindrada pequeña la mayoría, acá es más que nada de recreación, salir, pasear. Los fines de semanas unos ocho o diez amigos salimos, organizamos un ride, planeamos adonde vamos a ir y nos vamos. Un ride normal va entre las 200 y 250 millas (320 a 402 kilómetros), el grupo es puro la ONU, gente de todo lado.
“Acá hay varios estados que están juntos, relativamente estados pequeños, lo que llaman toda la zona de Nueva Inglaterra y al norte tenemos New Hampshire y Maine, dos estados que las calles se prestan mucho para manejar, con paisajes muy lindos, nosotros somos más de calles alternas, de andar en calles secundarias y ver paisajes. Hemos llegado hasta Vermont (a unos 400 kilómetros), que ya es en la frontera con Canadá”, explicó.
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En el futuro tiene en la mira ir a festivales de motociclistas en el centro y hasta en el oeste de los Estados Unidos, a los que llegan miles de fiebres, sabe que con su moto a cualquier lugar llegará sin problemas.