La costarricense Ligia Madrigal quiere comerse al mundo y como objetivo para este 2023 se propuso hacer historia como la primera tica en llegar a la cima del Monte Everest (8.849 metros).
Rojas, de 49 años y vecina de Guadalupe, se planteó lograr la hazaña hace tres años, pero por la pandemia todo se atrasó. Quería hacerlo el año pasado, pero sentía que debía prepararse más y por eso cree que este es el año que puede lograrlo.
“Este es un deseo, como el de cualquier persona que le guste la montaña, es un reto interesante, el de intentar llegar a la más alta del mundo. Soy amiga de Warner Rojas (el único tico que ha tocado la cima del Everest) y ahí comenzaron las conversaciones, porque ninguna mujer (costarricense) lo había logrado.
“Al inicio íbamos a subir juntos, pero por la pandemia se complicó y si Dios quiere, ya tengo el espacio guardado para la expedición de abril - mayo de este año. El 9 de abril ya tengo que estar en Nepal y comenzar todo el proceso de aclimatación para la expedición y ver que en mayo el clima sea el apto para escalar”, dijo la también diseñadora gráfica.
Con el deporte en la sangre
Ligia se relaciona con el deporte desde que era una chiquilla ya que desde los 4 añitos practicaba natación, porrismo y gimnasia.
En la universidad practicó karate y durante un tiempo hizo atletismo, luego le entró bonito a los deportes de aventura y estuvo en equipos de kayak, rapel, ciclismo de montaña y desde hace tres años comenzó la travesía de subir montañas.
Como parte de su preparación, atravesó los Alpes suizos, franceses, italianos, volcanes en la Patagonia y en Guatemala como el Acatenango (mide 3.976 msnm), el de Agua y el Tajumulco, así como el Iliniza, que forma parte de la cordillera de los Andes y se ubica en Ecuador.
También fue a Perú, donde recorrió los picos Mateo, Urus, Ishinca y Tacgllaju, así como el pico de Orizaba, de 5.636 metros, que está en México.
Sobre el aumento de escaladores.
Una de las problemáticas del Everest es la cantidad desmedida de personas que quieren llegar a la cima sin la preparación adecuada. Sobre esto, Ligia opina: “Hay mucha gente que no tiene capacidad física, ni son atletas y se les ocurre la idea porque tienen la plata y fallecen en el camino”.
Para finalizar su preparación, el 20 de enero deberá llegar al monte Aconcagua (6.960 msnm), en Argentina y volverá al país el 4 de febrero y a partir de esa fecha seguirá buscando recursos para su travesía.
En esta aventura la apoyan su esposo Federico Escalante y su hija María Fernanda. Ambos también practican deporte y su esposo la estaría acompañando al campo base del Everest.
“Ya firmé el contrato con una empresa local, que es de sherpas (guías) de la localidad y tiene una estadística de éxito muy alta, porque conoce muy bien el lugar. A ellos les tuve que pagar $60 mil (unos ₡35 millones), más los gastos adicionales, en total se invertirán unos $70 mil (un poco más de ₡41 millones).
“Afortunadamente cuento con algunos patrocinadores, estamos viendo si se suman dos más, pero tenemos una campaña en mi página www.ligiamadrigal.com, en donde la gente puede donar $10 (₡5.300) por 1 metro y pueden donar la cantidad que quieran y el nombre de la persona aparecerá en la bandera que llevaré a la expedición. Me ayudan Garnier y Garnier, Santa Ana Country Club y otras empresas como Avon, Renovark y Gatorade”, cuenta.
Preparada
Ligia comentó que se siente puras tejas para realizar la expedición.
“La idea es llegar lo más preparada posible, pero si pongo mi vida en riesgo, tendré que devolverme, no quiero poner mi vida en riesgo.
“Ya tengo prácticamente todo lo que necesito, pero quiero llevar algunas cosas por si hacen falta. Conseguí un traje, un sleeping back (bolsa de dormir para acampar) y tengo dos jackets de plumas, pero quiero una más.
“Estas cosas no se consiguen en Costa Rica, tengo un maletín, me preocupa el frío y por eso aunque tengo dos pantalones, quiero uno más, por si se rompe”, comentó.
-¿Cómo se siente a meses de iniciar la aventura?
En realidad me siento superfuerte, físicamente, mentalmente preparada, el año pasado pensaba que lo quería subir y el aplazarlo me ayudó mucho, volví a México y quería hacer la comparación en el pico de Orizaba y es otra cosa, me siento otra persona, ahora sé lo que debo comer, cómo me debo cuidar.
Me he propuesto retos difíciles, pero ninguno como este, es el más ambicioso. Con cada paso voy acercándome a la meta, me traslado al momento y me da una cosa en el estómago, quiero pensar que lo voy a lograr.