Hace pocos años ,en el estadio Juan Gobán, un jovencito con rostro de niño me dijo, “profe, ¿en serio desde mañana empiezo a entrenar con el equipo de la primera división?
Tenía 16 años y uno de mis asistentes, un verdadero descubridor de talentos, el señor Everrad Cop, más conocido como “Barral”, me dijo: “profe, quiero que vea a unos chicos de la U17 y póngale atención a Roan Wilson”. Poseía porte, destacaba con su presencia en el campo, buen control del balón, bien perfilado, con buen pase corto y pase largo. Marcaba, corría, pedía el balón, lo pasaba y acompañaba, además, jugaba con la cabeza en alto. Le dije a Barral: “desde mañana entrena conmigo”.
Al día siguiente, con el presidente de ese entonces, Dennis Viveros, conversamos con los padres y les dijimos que a partir de ese momento sería jugador profesional y, además, el presidente les habló de aspectos económicos y de logística.
Entrenaba con entusiasmo, con atrevimiento y atención y después de 22 días jugó su primer partido en primera división ante el Club Sport Cartaginés.
Al día siguiente le pregunté, “¿qué quiere hacer en el fútbol y en su vida?, ¿tiene algún sueño?”, y respondió: “profe, ser titular en primera, llegar a la selección y jugar en Europa”.
Gracias al apoyo de sus padres, del buen ojo de Barral y de los entrenadores que ha tenido durante su carrera, más la diligencia de su representante y su crecimiento futbolístico y personal, hoy es futbolista profesional en el fútbol europeo, contratado en Portugal por el equipo Gil Vicente.
Uno espera que Roan Wilson siga con determinación el camino de sus sueños.