Óscar Ramírez tuvo al gigante Brasil amarrado pero se le soltó en los últimos minutos y mató a la Sele.
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En las graderías la pelota brasileña no dejaba ni chistar a los costarricenses, apenas empezaba el "sí se puede" o el "oe oe ticos, ticos", los sudamericanos se unían para tapar con sus gritos la bulla costarricense.
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Ni el pifionazo que tuvo el Machillo con el banquillo pudo distraer a la Sele, y es que Óscar agarró para el lado incorrecto, de inmediato reaccionó, pero solucionó rápido y sin problemas, pues buscó a Tite para saludarlo.
Después de eso, Ramírez se comió la zona técnica, pues todo el partido pasó de lado a lado.
Fue un juego de dientes apretados y estaba tenso, David Guzmán y Bryan Oviedo se hablaron fuerte y lo mismo Johnny Acosta y Johan Venegas, nada grave, simplemente corrigiendo situaciones de juego.
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Con el pitazo final en la primera parte las cámaras en los monitores de prensa mostraron a Neymar reclamándole al árbitro holandés, Kuipers Bjorn, en el túnel pero además se vio a un David Guzmán que seguía pulseador, pero también sonrió, porque intercambió la camiseta con Casemiro.
Nadie quedó con uñas.
Pero la tensión se extendió 45 minutos más.
Óscar y su cuerpo técnico vivieron el momento más duro, entre el 60' y 65' cuando Cristian Gamboa dudaba sobre su continuidad, gritos iban y venían, Ian Smith tuvo que dejar su cómodo asiento para ir a calentar.
Hasta que Gamboa se arrimó al banco y le dejó claro al Macho que podría seguir, aunque solo pasaron 10 minutos y ya no valía la pena correr más riegos, mejor que entrara fresquito Francisco Calvo.
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Después vino la polémica jugada del VAR (Videoarbitraje) donde el central anuló el penal sancionado.
En la banca Tricolor todos batían las manos, presionando al árbitro de que lo anulara, curiosamente el mismo que no le agradaba a los ticos nos salvó y se celebró casi como un gol. Claro que del otro lado estaban que se los llevaba quien los trajo.
Kendall Waston hizo el trabajo de motivador desde el banquillo. Apenas podía se tiraba y con palmas fuertes pedía fuerza.
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El final ya todos lo conocemos, de nada sirvió el orgullo que mostraron porque dos golcitos en el tiempo de reposición eliminan a la Tricolor.
La aventura llegará a su fin el próximo miércoles en Nizhni Nóvgorod, donde será el juego ante Suiza. Nada importante para Costa Rica, pero de vida o muerte para los suizos.