Alemania y Dinamarca disputan los octavos de final de la Eurocopa cuando sucedió algo insólito en un estadio de Europa, las condiciones climáticas.
Cerca del descanso una tormenta se acercaba al Signal Iduna Park y sobre el minuto 36 se suspendía.
A través de la retransmisión se escuchaban los truenos, pero no parecía al principio preocupante. A medida que fueron pasando los minutos, los relámpagos y rayos caían en el cielo. En las imágenes se veía el agua metiéndose al estadio por los techos.
Los jugadores esperaban al principio en el banquillo a la espera de saber si seguía el partido o no, pero la lluvia comenzaba a ser más fuerte. Michael Oliver lo paró por la tormenta eléctrica, pero la lluvia torrencial se hizo presente en unos pocos minutos.
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A esto había que añadirle que caían granizos del tamaño de una pelota de tenis. La práctica del fútbol sobre el terreno de juego se hacía complicada antes las adversidades meteorológicas que iban creciendo. Es por eso por lo que el colegiado mandó a las dos selecciones al vestuario viendo que las condiciones no mejoraban.
Después de varios minutos, el partido siguió su curso y la cancha luce impecable.