Luis Alberto Chinchilla Sandoval le debe caer muy bien a su suegra, ya que la convenció de venderle un hermoso Hyundai Excel 92 inyectado.
A este vecino de barrio Envaco, en Limón y al que todos le dicen Chinchilla, el chuzo se le convirtió en una obsesión que no desapareció hasta que pudo comprárselo a su suegra.
Para fortuna de este rutero de la empresa Coca Cola y de 46 años, la señora cedió y tuvo la oportunidad de que el chuzo pasara a sus manos. Desde ese momento le ha metido mucho cariño para tener la nave a su gusto.
–¿Hace cuanto tiene el carrito?, ¿Cómo le ha ido con el proyecto?
Este carro era de mi suegra, ella lo compró en el 2005 y yo fui con ella a comprar el carro a San José y nos gustó mucho a los dos. Pero pasó el tiempo (unos dos años) y ella me lo vendió (no precisó cuándo).
Yo siempre lo quise modificar, así que empecé hace unos seis años y poco a poco. Así como está actualmente tiene cuatro años de trabajo. Me lo modificó un cubano que vive en Desamparados, en San José, Alex Ochón, él es el responsable de tenerlo así.
–¿Por qué lo modificó de esta manera?
Pensé que este carro podía ser tan bonito como los carros más modernos, así que hicimos el intento y ahí fue cuando empezó el proyecto, con ayuda de mi hijo, de mi esposa y de Ochón. Ahora pasamos jalando miradas por todo lado, ya sea de grandes o de chicos.
–¿Qué le ha metido al carro?
Le cambié los bumpers de atrás hacia adelante, los cuales son modificados y de fibra de vidrio. También le cambié los estribos y la tapa. Los focos delanteros originales se los cambié por los de un Honda Civic 92, así como las puertas.
Adentro le hice una modificación de luces y al estéreo. Acá en Limón hay un muchacho, Henry Johnson, que hace esos carros tipo discomóvil, algo que le quiero hacer más adelante. Espero que el otro año pueda tenerle esa modificación.
–¿La inversión ha sido bastante alta?
Sí, claro, se la metido bastante dinerito. Como dice mi esposa; ‘Él quiere más al carro que a mí’. Ella sabe que cualquier cosita extra que le pueda meter al carro lo hago o hasta ella me lo regala.
–¿Qué le dice la gente sobre el carro?
Les gusta mucho, hasta cuando lo tengo frente a la casa llega la gente a preguntarme por el carro, quieren saber dónde lo modifiqué y me preguntan si se pueden tomar fotos con el carro. Es como de exhibición, porque acá en Limón solo hay dos autos así.
–¿Le ha sucedido algo curioso con el carro?
Me pasó en San Ramón, mi hijo juega básquet y los acompañé a ese lugar. Estábamos haciendo un alto y se me puso a la par un carro parecido a los que se usan para piques y el hombre se puso a acelerar y a sonar el carro, entonces yo me puse a acelerarlo también, ya que ese tiempo le había puesto un roncador.
El hombre pensó que yo iba a picar con él, por lo que cuando se puso el semáforo en verde el hombre chilló llantas y se fue, pero yo no por lo que se fue mordido. Este carro es de exhibición no para correr.
–¿Le han propuesto comprárselo?
Sí, le han llegado varios enamorados a ofrecer dinero, pero no está a la venta.