Corría el último minuto del partido entre Cartaginés y el Municipal Grecia, este domingo, cuando en los altavoces de un Fello Meza vacío se anunció el ingreso a la cancha de David Vargas en sustitución del cubano Marcel Hernández, y a Leonardo Vargas, presidente brumoso, y su esposa, Guiselle Masís, se les estrujó el corazón de emoción al ver a su hijo debutar en la primera división con la camiseta blanquiazul.

Los orgullosos padres se sentían igual que cuando vieron a su muchacho, graduarse como Ingeniero Mecánico en la Universidad de Georgia en los Estados Unidos, porque fue algo que el joven consiguió por su esfuerzo y trabajo, aunque algunos puedan pensar lo contrario.

“Mi esposa no había venido al estadio por la pandemia y este domingo vino como invitada y hasta lloró cuando lo vio entrar, como familia fue un momento muy bonito, de mucha ilusión”, nos dijo don Leo en entrevista con La Teja.

Como papá, a él le hubiera encantado que su hijo hubiera jugado más minutos ante los griegos, de hecho no le di chance de tocar bola, pero así como no se metió en la decisión del entrenador Hernán Medford para dejarlo en el equipo, no mete mano para que juegue.

"Yo no intervine como presidente del Cartaginés en nada y así se lo hice saber a los otros integrantes del equipo, pero no es que no lo apoye, claro que sí, pero esto es algo que él se ganó solo. Él hizo todas sus ligas menores en el club y fue el goleador de la U-17

“Ayer en las redes tiraban que seguro llegó porque es hijo mío y nada tiene que ver. A él Hernán lo vio en un partido de convivio que hubo, cuando jugó le llamó la atención y comenzaron a hablar y él lo invitó a ir a entrenar, se lo pueden preguntar a Hernán para comprobarlo”, dijo.

Hasta mediados de año, David vivía en Suecia donde estaba sacanba una maestría en Energía en recursos renovables, pero por pandemia optó por regresar a Costa Rica y en suelo tico terminó la tesis.

“Hernán tenía un espacio de seis jugadores, por lo que invitó a doce muchachos a hacer pretemporada después de los jugadores que había contratado para completar un grupo de 28 y él lo escogió. Yo nunca le dije, ‘mirá, ponelo, ayudalo, es mi muchacho’, nada de eso, nunca, Dios sabe que nunca fue así.

“Cuando empezó el torneo yo le dije a Hernán, ‘a mí libéreme de todo eso, porque cuando él juegue más adelante van a hablar’. Yo no es que no quiera que él esté en el equipo, claro, pero que sea una decisión suya y que cuando a mí me pregunten, decir que la responsabilidad es de Hernán”, agregó.

Precisamente para evitar malos entendidos o que hay favoritismo, don Leo y David hablaron sobre cómo sería su relación en el estadio.

“Usted cuando pasa por la puerta del estadio deja de ser hijo mío, tiene que esforzarse y trabajar igual que los demás, en el momento que su trabajo o rendimiento no sea como se pide, se le va tratar igual que a otros”, explicó don Leo.

Sin presiones adicionales

David, por su parte, sabe que hay muchos dedos que lo señalan o desconfían de él sin quiera verlo jugar, pero él tiene claro a quiénes debe mostrarles que sí tiene capacidad.

Debutar en el Cartaginés, aunque sea a los 27 años, es un sueño que tuvo desde niño, porque si hay algo que le sobra es el amor por el azul y blanco.

"Yo tuve la oportunidad de quedarme en el primer equipo a los 18 años, pero decidí irme a los Estados Unidos con una beca deportiva, cuando volví hice una pretemporada con (Claudio) Ciccia, quien estaba de entrenador, pero en ese momento tuve una buena oferta en mi profesión en Estados Unidos y la tomé.

“Cuando yo llegué a hacer la prueba traté que los jugadores y el resto no se dieran cuenta de quién era hijo, no quería que eso influyera en nada, lo traté de mantener en secreto y con Hernán se sabe que es muy recto en su trabajo y de hecho me dijo que por ese tema no me iba a tratar de manera diferente”

David pudo jugar hasta esta fecha porque estuvo dos meses lesionado, pero en pretemporada jugó seis partidos y le enseñó a Medford que tenía lo suyo.

El contrato de David es por seis meses, por las mañanas se dedica al club y en la tarde se va para la empresa en la que trabaja como ingeniero, por este año le dieron chance de trabajar solo medio tiempo.

"Esto lo hago porque mi sueño siempre fue jugar con Cartaginés, tuve dos opciones para hacerlo, pero ahora que tuve esta oportunidad en un momento que no me lo esperaba, por mi edad, que para nadie es un secreto que es como un tabú que un jugador debute tan tarde, voy a aprovecharla.

“Cuando Hernán me dijo que me podía quedar ni lo pensé, estaba en conversaciones con la empresa que me contrató y les pedí que por favor me ayudaran porque este sí que era mi último tren y me entendieron, me dieron chance por este torneo para completar el sueño que tenía”, dijo.

En diciembre o cuando acabe el torneo para los brumosos, David deberá tomar una decisión, seguir en el fútbol o trabajar como ingeniero.

“Si quedáramos campeones creo que ahí sí me retiro, que me mejor manera de hacerlo que con un título, ahí creo que sí lo haría”, dijo ilusionado.