“Paolo Jiménez es de los mejores centradores del país”, “Paolo es el pulmón del Cartaginés”, “la bicicleta de Paolo nadie la adivina”.
Esos son solo algunos de los halagos que recibió por parte de la prensa el habilidoso volante después del partidazo que se jugó ante Carmelita.
Estas referencias no son nuevas, cada fin de semana escucho este tipo de comentarios y es ahí cuando me surge una pregunta: ¿por qué Paolo no hizo carrera en la selección nacional?
La respuesta es muy sencilla: es jugador del Cartaginés. Si Paolo jugara en Saprissa o la Liga tendría a cuestas, mínimo, dos mundiales.
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El gran pecado de Jiménez es amar al Cartaginés. Les puedo asegurar que otros equipos tocaron a su puerta, hasta el archirrival brumoso, el Herediano, llegó a tantearlo, pero la idea de “traicionar” a la provincia nunca le pasó por la mente. Por cosas ajenas al fútbol y que no vale la pena recordar, se fue a Brujas y fue pieza clave del título que ganó el desaparecido equipo desamparadeño.
Me animo a asegurar que el oriundo de El Tejar de El Guarco, en Cartago, es el jugador activo con más asistencias en el fútbol nacional. Solo en este torneo lleva seis.
Paolo se encargó de llevar a la gloria con sus pases precisos a delanteros de la talla de Claudio Ciccia, Víctor Núñez y, por supuesto, a su gran socio Rándall “el Chiqui” Brenes.
Estrenó su ya patentada bicicleta cuando debutó en el 2003 y 16 años después sigue engañando a los rivales una y otra vez.
Es de los pocos jugadores del fútbol nacional que centra igual con la derecha que con la izquierda. Es más, muchos piensan que es zurdo. Los reto a decirme al menos dos jugadores ticos con esta cualidad.
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¿Cómo hará, con 35 años, para correr más que cualquier veinteañero? Es muy fácil: no tiene vicios, cuida sus comidas, entrena a consciencia y nunca lo verán enfiestado. Es un profesional en todo el sentido de la palabra.
Precisamente su edad podría ser ahora la barrera para verlo vestido con la roja, pero si realmente en la Sele están los mejores y Gustavo Matosas piensa que la cédula no juega, Paolo merece un llamado para la Copa Oro.
Sus cualidades como futbolista se quedan cortas al lado de sus virtudes como persona. Hombre de familia, líder positivo, no le niega una foto o saludo a nadie, reconocido por compañeros y excompañeros por su gran sentido del humor...
Solo espero que los dioses del fútbol lo premien con lo que estoy seguro es su más grande anhelo: ser campeón con el Cartaginés.