En un histórico juego eliminatorio sub-17 que tardó 4 horas y seis minutos, Costa Rica venció 2-1 a Nicaragua y está a una victoria del Mundial de la categoría, pero después de lo atropellada que estuvo la mejenga, el resultado, aunque es importantísimo, pasó a segundo plano.
El extraño partido tuvo que suspenderse no una, ni dos, sino tres veces. En dos oportunidades por culpa de una tormenta eléctrica y una tercera porque los aspersores con los que riegan la cancha se activaron solos. ¡Parecía una broma!
Tanto así que el partido empezó a las 2 p. m. y terminó por obra y gracia del Espíritu Santo a las 6:06 p. m.
Rayos y centellas.... la Federación, los chamacos y el técnico Carlos Salomón además de recuperarse del largo juego, deberán pelar el ojo porque la selección pinolera puso en aprietos al cuadro costarricense, una gran señal de que, a pesar de las limitaciones del vecino país del norte, están emparejando el nivel.
Cuando la mejenga empezó a las lejanas dos de la tarde, hubo poca emoción durante los primeros quince minutos y justo en ese momento se recibió la primera alerta de tormenta y comenzó la rayería, por lo que los equipos y la afición tuvo que evacuar el campo 11 del IMG Academy.
Se tuvo que esperar una hora para volver a tocar la pecosa.
Ya de vuelta en la cancha había que ponerse las pilas y al minuto 29 cayó el golcito de la Tricolor en una jugada de tiro de esquina.
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Cobró Geancarlo Castro, en el centro del área se la encontró Matthew Bolaños que se dio la media vuelta y la pegó de zurda con la suerte de que pegó en el palo, falló el portero nicaragüense y se metió en su marco.
Lamentablemente los ticos no pudieron aguantar la ventaja y al 43, cuando parecía que iban a llegar al descanso con calma, los pinoleros igualaron los cartones.
En un tiro libre, Francisco Vallencillo se topó la bola tras un rechazo de George Barrett, quien no perdonó y puso el uno a uno.
Mucha tormenta
La segunda parte comenzó sin problemas pero al 67 otra vez sonaron las alarmas y se tuvo que parar el juego. Otra vez se tardó una hora en regresar.
El problema era que el campo 11 no tiene iluminación, entonces o empezaba con tiempo para terminar sin que cayera el sol, o había que cambiarse de cancha y esperar que terminara otra mejenga que se estaba disputando ahí.
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Al final, a las 5:36 p. m. (hora tica) volvió la acción.
La Sele empezó a apretar y al minuto 79, en un tiro de esquina que cobró Castro, la pecosa se fue alta y el portero pinolero, Juan Francisco Iglesias le metió el puño, pero la metió en vez de despejarla.
Gracias a ese bomberazo, la Sele está en cuartos de final y en caso de derrotar a los canadienses, este domingo a las 2 p. m., estará clasificando a la cita mundialista, que se jugará en noviembre de este año en suelo brasileño.
A la Sele le ardió el rancho, pero por suerte terminó la mejenga, no porque nos fueran a empatar, sino porque parecía que nunca iba a terminar.