Había una vez un equipo en San Juan de Tibás que inició el 2019 con sed de conquista.
Sus caballeros de la mesa redonda habían perdido una batalla con sus vecinos de Heredia en diciembre y por eso sir Juan Carlos Rojas, a quien le habían encomendado la tarea de armar un grupo de guerreros para contraatacar, convirtió el equipo en un cuento de hadas.
La misión empezó por encontrar un “Castillo” que los protegiera y desde donde su ataque fuera letal, por eso viajó a tierras muy, muy lejanas, donde encontró a un Rubilio dispuesto a luchar de morado.
La construcción fue un reto, en algunos momentos parecía que se iba a derrumbar pero terminó “Rubi” siendo el elegido.
Ya con este palacio, al que algunos también han llamado Cueva, había necesidad de un rey que pusiera las reglas para un par de princesos que aún quedan en ese lugar.
Marvin Angulo y Juan Bustos Golobio son los princesos sobrevivientes del histórico triunfo, en el invierno 2015, cuando quedaron campeones en el Alejandro Morera Soto liderados por un caballero llamado Carlos Watson.
Pero como rey solo hay uno, y la silla no la ocupaba nadie, sir Juan Carlos llamó al único que podía llenar ese lugar: Wálter “Paté” Centeno.
Todo cambió con un rey presente, el pueblo que aclamaba su llegada se volcó en apoyo y muchos empezaron a visitar el castillo para saludarlo. Ese rey llegó con la misión de recuperar la copa perdida, solo eso querían en Tibás.
El Monstruo también se hizo presente, tomó un fuerzón y estaba para proteger el castillo desde el farallón que lo rodea; cualquiera que pretenda sacar puntos tendrá que brincarse el poder de un temido e histórico gigante que ha ganado más luchas que cualquier otro equipo en el fútbol costarricense, 34 estrellas lo ponen en lo más alto, pero no está saciado de triunfo y quiere más copas.
Algunas veces también hay que usar magia para salvaguardar a la realeza tibaseña. El mago Mariano Torres tiene en su zurda la capacidad de hacer un conjuro y cambiarle la historia a las batallas, por más complicadas que a veces parezcan.
Torres y sus hechizos, con un movimiento deja a porteros congelados, quiebra cinturas de rivales, roba balones sin que los otros se den cuenta y en un abra cadabra, patas de cabra, convierte un partido empatado en una victoria.
Y como es tradicional un sapo en los cuentos, podríamos darle el papel a Juan Gabriel Guzmán, quien en febrero del 2015 fue catalogado así por muchos después de que se filtrara un audio donde trataba mal a compañeros suyos en Alajuelense.
El famoso audio de WhatsApp había sido enviado a un grupo donde estaban sus mejores amistades de la infancia; incluso algunos familiares.
“Pero vieras a los maes bravos perro, legal mae, cuando les dije eso -todos son unos mamones aquí, a ustedes les hacen falta huevos, cag... todos”, dijo Guzmán en aquel momento.
“Usted que invita al profe que vaya a la casa a que se tome unos vinitos con usted para que juegue, vulgar, no ve que son unos cag..., son unas perras todas... Son un poco de maes que les hace falta huevos, los huevos que tengo yo, lástima que no los tienen ustedes”, también citó.
Lo única salvación es que Juan Gabriel ya haya encontrado a la princesa indicada que lo bese y lo convierta en un guapo y elegante príncipe como en la película La Princesa y el sapo.
Pero como siempre faltan los malos, esta historia está llena de brujos y brujas. Desde el castillo se pueden ver y para los saprissistas siempre llevan micrófono y cámara, ellos les llaman periodistas, quienes siempre atacan su reino con críticas y comentarios que no les agradan.
Bueno y en el último capítulo de este cuento apareció un ogro maligno, llamado Tigres y llegó desde México para matar ilusiones y algunas falsas esperanzas que rodeaban la Cueva, pero el Monstruo fue más fuerte y dio un gran primer golpe, pero ambos deberán verse de nuevo el martes en el Volcán y de ahí solo uno podrá salir vivo.
Pero la lucha continúa en Concacaf y por la copa, los valientes guerreros quedaron en pie de lucha y el final no está escrito. Colorín colorado, este cuento aún no se ha acabado.