Saprissa por fin volvió a celebrar una copa en el fútbol femenino

El Saprissa femenino acabó este jueves con una sequía de cinco años sin alzar un título en el fútbol femenino, al proclamarse campeonas del Torneo de Copa 2024 tras derrotar 1-0, en el juego de vuelta, al Municipal Pococí y 2-1 en el global.

La última vez que las moradas levantaron un cetro hay que irse al 2019, cuando ganaron el Torneo Interclubes de la Uncaf en Nicaragua; posterior a eso entraron en una sequía fuerte que se cortó en la apretada final ante las caribeñas.

No hay mejor mánera para las tibaseñas que arrancar el Apertura 2024, el fin de semana del 15 de marzo, que con una copa, una inyección de confianza para ir a un torneo que no gana desde el 2018 y el que sin duda, es su gran deuda hace rato.

Todo el ambiente estaba puesto para sacudirse de esta complicada racha; más de tres mil personas llegaron a la Cueva, en una noche en la que incluso la entrada era gratis, pero la fe era que, finalmente, volvieran los triunfos.

El gol de Kelsey Arroyo, a los 70 minutos, fue lo que cambió la historia en una mejenga que se estaba haciendo grande y hasta aparecía el tufo a los tiempos extras con el empate a cero, luego que el partido de ida en el estadio Ebal Rodríguez acabara 1-1.

La jugada nació en los pies de Yirlani Hernández en las afueras del área. La morada la puso a Fabiana Sanabria, quien venía entrando por la banda derecha, y esta puso el centro donde entró Kelsey a cerrar la pinza al meter el pie izquierdo y romper la igualada.

Fue la serie soñada para la extremo morada, pues su llegada al Monstruo fue como las grandes y en la copa demostró que tiene todo lo necesario para ser una figura en Tibás.

“Siempre soñé con esto, es algo por lo que me esforcé siempre para lograrlo. Me lo dedico a mí misma por todo lo que ha pasado, a Dios y a mi mamá”, dijo la goleadora a TD Más al final del partido.

Kelsey anotó los dos pepinos en la serie, por lo que sin duda este título lleva su nombre escrito por todo lado. Antes de marcar el tanto de la diferencia, incluso, le anularon un gol por un fuera de juego, muestra que siempre le anduvo cerca a las cosas.

Pococí fue un rival dignísimo, un finalista que llegó con todo mérito a la final y demostró que su proyecto es algo muy serio, que con base en trabajo y mucha pasión van mostrando de que son capaces. Ni siquiera el cambio de técnico de Jimmy Núñez por Rudy Rubí hizo mella en un bajón.

A pesar del esfuerzo rival, era una noche para las locales, quienes llevaron la iniciativa y estaban muy bien metidas en que esta tenía que ser su noche.

Al final tal como lo establece el ADN del Saprissa, que no importe el género, un equipo como el Monstruo está obligado siempre a levantar copas y honrar la historia. ¡Enhorabuena moradas!