La carrera de la piloto Sabrina Formal ha quedado marcada por una férrea fuerza de voluntad para no abandonar su sueño de brillar en el automovilismo.
Sabrina se la ha sabido jugar en las curvas, baches, rebases y el temor que fue dejando en el camino con el paso del tiempo.
A simple vista más de uno creería que las cosas para "Sabi" han sido sencillas. Ella es una mujer guapa, hija de una familia que ha hecho un nombre tanto en el campo empresarial como en el automovilismo tico y estadounidense y se creería que podría realizar lo que quisiera, pero este no fue el caso.
Para llegar a competir en la Copa Toyota Yaris, el primer campeonato de su joven carrera, superó duros obstáculos. Su ingreso al campeonato tuvo hasta tintes polémicos, no hubo quien la señalara que corría por argolla y que no tenía la preparación para un torneo como este.
Afirma que ya le pasó el temor inicial y está ansiosa por competir en la cuarta fecha del torneo que se corre de manera conjunta junto al Costa Rica Touring Car Championship (CTCC) en el Circuito de Competencias Grupo Sur en Parque Viva.
Conforme han pasado las carreras, la muchacha ha ido mejorando y pasó de estar entre las últimas en la primera jornada, a ser tercera en la fecha pasada.
A Sabrina desde siempre le gustaron los motores, creció viendo como su hermano Daniel, piloto del Team Hyundai Shell Claro en el CTCC, se convirtió en todo un talento en las pistas y quería lo misma para ella, aunque es la primera en reconocerlo que hasta hace un año nunca lo tomó muy en serio, tenía otros problemas con los que lidiar.
Su adolescencia no fue sencilla, soportó el bullying de amigos y compañeros por padecer de obesidad, además de no encontrar un deporte que realmente le apasionara y afirmara su confianza, porque en la familia Formal, el deporte es rey.
"Me preocupé cuando llegó un punto en el que ya no cabía en un go-kart, tenía quince años y quería volver a correr. Me hacían mucho bullying y un día de la nada, mi papá me dijo que viera la película "Grease" (Vaselina) y me cautivo lo segura que era la protagonista ( Olivia Newton-John) y como todos se volvían locos con ella. Me puse una meta de en seis meses estar delgada, a los siete meses bajé setenta libras (32 kilos)", explicó la piloto.
Desde entonces el gimnasio se ha vuelto todo un estilo de vida. Asiste a sesiones de ejercicio funcional en Morpho Crossfit y sesiones de pesas y cardio en Golds Gym, ambos lugares patrocinan a la piloto.
Tanta fiebre de gimnasio incluso le provocó una lesión en el pie derecho y tuvo que ponerse una férula por unos días e incluso estuvo en riesgo su participación en esta fecha. Va a llegar medio tocada incluso.
Superada la bronca del peso, la siguiente fue aún más complicada, convencer a su familia, especialmente a su papá Donald, que la dejaran correr igual que a su hermano, dado que al señor en un inicio la idea no le hacía gracia, "porque no era un deporte de mujeres".
"Al inicio corría dos, tres, cuatro meses y después lo dejaba un par de años. Mi papá no me apoyaba y eso me decepcionaba, extrañaba la ayuda que sí le daban a mi hermano. A inicios de año me dije que no era justo, que el sueño de toda mi vida ha sido correr carros y me fui tras él, uno no gana diciendo que tiene un sueño si no lucha por él", indicó.
A pesar que en este momento don Donald es el primero que se sienta a ver a su hija competir, la cosa no fue fácil. Para fortuna de Sabrina, su hermano siempre la apoyó y para ella se terminó convirtiendo en su gran aliado y maestro.
"Definitivamente (mi papá) apoyó a Daniel y no a mí por ser hombre, por ser el primer hijo, por la idea que las mujeres no corren. Mi mamá (Mónica Martínez) me metió a todos los deportes habidos y por haber, porque yo quería carros, pero no podía, eso al final no se impone".
Para llegar a la Yaris Cup la muchacha se fue a tocar puertas, buscó patrocinadores y puso parte de su dinero de la joyería que tiene junto a su mamá en el Mall San Pedro. Además, estudia administración de empresas en la Universidad Fidelitas.
"Mi papá no me dio ni un colón para correr la Yaris Cup, yo tuve que trabajar, hablar, hacer de todo para lograrlo. Si no fuera por mis patrocinadores yo no estaría corriendo, le agradezco a Oceánica de Seguros, quienes fueron los primeros, Tsunami Sushi, Demasa Tosty, IMC, Uno lubricante, ellos son fundamentales en esto", destacó.
Los ojos de Sabrina están puestos en objetivos altos, quiere correr el CTCC y por qué no, llegar a correr autos BMW en Europa. A puro esfuerzo va consiguiendo metas.