Sabin Merino no pudo tener un estreno más soñado con Saprissa.
En su primer partido con la camiseta morada, en el escenario más grande del fútbol tico, el español marcó el gol del empate 1-1 ante Alajuelense en el último suspiro, al minuto 95.
No solo fue su debut goleador, sino que además vivió de primera mano la famosa Saprihora, esa mística inexplicable que tiene el Monstruo para anotar goles decisivos en los últimos minutos. Lo curioso es que, antes de esta noche, ni siquiera sabía que existía.
“No la conocía hasta hoy”, dijo entre risas, tras sellar un empate que hizo estallar la Cueva.
Merino, con ADN morado desde el día uno, aprovechó un tiro de esquina en la agonía del juego para hacer justicia en el marcador.
“La afición fue espectacular. Cuando las cosas se pusieron difíciles, ellos siguieron alentando hasta el último minuto. Son una parte clave de este equipo”, expresó el ibérico.
Le preguntaron cómo compara el ambiente del clásico con lo que vivió en España, y la respuesta fue contundente: “No tienen nada que envidiar. El ambiente que se vive aquí... No sé si haya muchos equipos en España donde se sienta algo así”.
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Sobre lo que puede aportar al club, dejó claro que su misión no es solo marcar goles.
“Soy un delantero que le gusta ayudar en todos los sentidos: desmarques, juego de espaldas, estar en el área, hacer goles... Quiero aportar en todo lo que pueda”.
Si algo dejó claro Merino en su debut es que ya sabe lo que es la Saprihora. Y por lo visto, le sentó de maravilla.