El técnico de la selección nacional, Óscar Ramírez, tendrá que acostumbrarse a los traductores para ver si no se le hace un mosquero en la Copa del Mundo.
El jueves en Leeds, Inglaterra, nunca se acomodó y a cada rato tenían que frenarlo porque arrancaba con las respuestas, sin que les tradujeran antes a los que no hablaban español.
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La salvada es que el Macho siempre se toma las cosas con humor y cada vez que se adelantaba sonreía, igual que el traductor.
Por cierto, ese traductor es un crack, porque a veces cuesta traducir lo que quiso decir Óscar y eso que uno habla español, quién sabe qué inventaba el intérprete.