“Ricardo Saprissa es el dirigente más trascendental en la historia de este país. No sé si sabían, también fue presidente honorario de Liga Deportiva Alajuelense”. Esta afirmación, pronunciada este viernes por Juan Carlos Rojas, presidente de Horizonte Morado, encendió la polémica.
Rojas expresó estas palabras durante la inauguración de las obras del puente Ricardo Saprissa Aymá, que conecta los cantones de Tibás y Santo Domingo de Heredia.
De inmediato, los aficionados manudos reaccionaron, recordando que don Ricardo, según ellos, fue abandonado por su club y terminó en el Asilo de Ancianos Santiago Crespo en Alajuela, siendo Alajuelense el que se encargó de su cuidado y honras fúnebres.
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Consultamos a José Antonio Pastor, historiador de Saprissa, y a Eugenio Porras, historiador independiente de Alajuelense. Ambos coincidieron en que Ricardo Saprissa fue, en efecto, presidente honorario de la Liga Deportiva Alajuelense, pero sus versiones sobre su manutención y cuidados difieren ligeramente, aunque no son contradictorias.
Pastor Pacheco dijo que cuando don Ricardo ya era un adulto mayor, de más de ochenta años, pusieron a dos personas a cuidarlo, a don Ricardo Zamora, ahijado de don Ricardo Saprissa, y a él mismo, cuando eran muchachos muy jóvenes, que rondaban los 20 años.
Ante semejante responsabilidad que le dieron a esos jóvenes, don Ricardo Saprissa entabló conversaciones con su gran amigo, José Llobet, presidente de la Liga, pues no quería que cargaran con esa tarea. Llobet le comentó que había un asilo en Alajuela, el Santiago Crespo, con un pabellón especial para ciudadanos españoles.
“Don Ricardo se fue al asilo, pero Saprissa pagaba su estancia. Yo era el encargado de las facturas del club y nunca se dejó de pagar. Incluso, había una pequeña pensión para don Ricardo”, aseguró Pastor.
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Por su parte, Eugenio Porras también confirmó la amistad entre Saprissa y Llobet, pero no le consta que el club morado pagara su estancia en el asilo ni le otorgara una pensión. Sin embargo, sí está seguro de que José Llobet nunca abandonó a su amigo. “Ambos eran catalanes y, aunque adversarios deportivos, eran grandes amigos. Don José siempre se preocupó de que don Ricardo estuviera bien y no le faltara nada”, explicó Porras.
Las versiones, aunque con pequeñas diferencias, coinciden en que Ricardo Saprissa fue una figura querida tanto por la dirigencia morada como por la alajuelense, a pesar de la rivalidad deportiva entre los clubes.
Pastor agregó que todo este debate surgió debido a una publicación malintencionada en 1984, cuando un periódico afirmó que Ricardo Saprissa había sido abandonado, lo que generó confusión y daño a la institución y a la memoria de don Ricardo.
Aunque la rivalidad entre Saprissa y Alajuelense es una de las más intensas en el fútbol costarricense, la figura de Ricardo Saprissa trasciende esa disputa deportiva, siendo querido y respetado por ambas instituciones.
Las versiones de los historiadores muestran que, a pesar de las diferencias, existió un profundo respeto y amistad entre los dirigentes de ambos clubes.
Esta historia no solo refuerza la importancia de don Ricardo en el fútbol nacional, sino que también evidencia cómo los valores de amistad y respeto pueden estar por encima de cualquier rivalidad deportiva.