La afición del Inter de Milán al parecer no aprende con respecto a las actitudes racistas que dejan muy mal parado a su equipo, ya que el pasado domingo otra vez se volvieron a portar mal en las gradas.
El Inter ya había sentido el ácido al tener que jugar dos partidos a puerta cerrada, debido a que le gritaron mono al jugador del Nápoles Kalidou Koulibaly el pasado 26 de diciembre. Ahora lo castigaron por el vergonzoso comportamiento de este domingo durante el derbi ante el Milán.
Esta vez el castigo es de paños tibios pues anuncian el cierre parcial de su estadio (gradería norte), una sanción que solo se aplicará si el equipo reincide en esta conducta en los próximos doce meses tras los insultos racistas que recibió el jugador marfileño del Milan Franck Kessie.
Los jueces deportivos de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) aseguraron que comisarios ubicados en diferentes puntos del estadio oyeron en dos ocasiones "gritos racistas" contra Kessie en la Curva Nord de San Siro en los minutos 7 y 39 del partido que acabó con la victoria interista por 3-2.
Todavía esta por verse la reacción del Milán ante el castigo que acabó siendo más un regaño que otra cosa, en un tema en el que el ambiente del fútbol es cada vez menos tolerante. En diciembre el Nápoles indicó que si se repite algo así abandonarán el campo aunque pierdan el partido.