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Rándall Brenes dijo adiós al fútbol en una despedida que se calentó en la grada

Afición se dividió entre aplausos al ídolo y reclamos hacia el técnico Paulo César Wanchope

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Brenes se despidió de los brumosos al lado de sus hijos, Thiago, Matías y su esposa Giselle Quesada. Foto: Rafael Murillo. (Rafael Murillo)

A las 11 de la mañana el sol pegaba de manera tibia en el "Fello" Meza, asomaban algunas nubes, las gradas estaban apenas a medio llenar y previo al partido no hubo ningún acto protocalario para despedir a un ídolo salvó las palabras del presidente del club, Luis Fernando Vargas, quien dijo que el homenajeado era más grande que el propio estadio.

Al arranque del juego no se sentía el ambiente de las mejengas en los que se dice adiós a un referente, tal vez por que muchos cartagos creían que el amistoso de este domingo ante Rosario Central no tenía porque ser su última vez con Rándall Brenes Moya.

Conforme fue avanzando el partido la cosa se fue calentando con los reclamos de los aficionados hacía el técnico Paulo Wanchope, el presunto "villano" en todo este tema, quien "mandó" a retirar al Chiqui, aunque fuera un tema de común acuerdo.

La sensación de que les estaban quitando un ídolo de las manos era con la que muchos aficionados llegaron al Fello y por lo que significó Chiqui para el club era muy difícil el adiós, ¿qué costaba que lo esperaran seis meses más?, era una preguntada repetida en las graderías.

Los aficionados le dejaron ver lo que pensaban a Chiqui lo que pensaban sobre él. Foto: Rafael Murillo. (Rafael Murillo)

"El que no es cartago no entiende lo que sentimos, Chiqui rechazó un montón de ofertas para quedarse aquí, lo queremos tanto porque él eligió ser uno de nosotros a pesar de todo y si iba a ganar algo, que fuera acá, por eso, es tan difícil decirle adiós", indicó Kevin Cordero, un aficionado brumoso.

El duelo contra Central de este domingo se debe dividir en dos partes, la primera media hora de la mejenga era la despedida del Chiqui, la gente veía lo último de su gran referente en cancha, de eso se trataba porque en fútbol poco se mostró.

Chiqui tuvo pocos chances para despedirse con gol, la más cercana al filo de los 30 minutos, con un tiro libre que casi se mete al marco del argentino Josué Ayala, pero con muy buenos reflejos el portero sacó la pecosa, el casi gol fue el detonante para que empezaran los reclamos sobre el técnico Paulo Wanchope.

"¡Diay!, ¿no que Chiqui ya no jugaba?, ¡Chope salite vos y dejá a Chiqui!, ¡Fuera Chope!, ¡Cuidado Chope que ahí viene Pinto!, ¡vea Chope, aprenda quién es Chiqui!", fueron parte de los gritos de los fiebres hacia Paulo, o al menos, los que podemos publicar.

Un tiro libre hubiera significado el último golazo de Brenes con los brumosos. Foto: Rafael Murillo. (Rafael Murillo)

A algunos les recordó lo que dio Chiqui en la cancha, que en este partido prácticamente fue solo eso, pero este amistoso es lo de menos, el legado de Brenes no se definía por lo que hiciera ante Central, sino por 21 años con los de la Vieja Metrópoli.

Cuando Chiqui salió por el cubano Marcel Hernández se abrazó con todos sus compañeros, pero desde el banquillo no lo alzaron a ver, Chope se quedó bien sentado y no le dijo ni adiós de lejitos. Brenes tampoco. Cada uno se fue por su lado.

Al segundo tiempo se vio una especie de rayito de luz, porque con todo y lo chiva que estaba la gente con su técnico y las cosas que le gritaban, todos celebraron el gol de Néstor Monge a los 61 minutos que puso el partido 2-1.

Los argentinos se habían adelantado en el primer tiempo con el tanto de Marco Rubén de cabeza en el área a los 36' y aumentaron la cuenta al 58' por medio de Fernando Zampredi al aprovechar un rebote.

Paulo aguantó gritos este domingo, pero en el segundo tiempo su equipo dio ciertas muestras de mejoría ante un rival calificado. Foto: Rafael Murillo. (Rafael Murillo)

Aunque la fiesta era la del Chiqui, su equipo jugó mejor sin él, porque la media hora que jugó los aficionados pensaban, 'pasénsela a ver si anota', con el ídolo afuera, ese compromiso quedó de lado y su equipo tuvo un poco más de dinámica y apretó a los argentinos.

Terminando el juego, Cartaginés casi lo empata en una jugada que levantó a la gente de los asientos, un gol que se hubiera celebrado con todo. A diferencia de lo que hizo la Liga el fin de semana pasado, los brumosos, por lo menos, pusieron a sudar a los rosarinos, quienes se terminaron llevando la Copa Cementos Fortaleza, triangular que estaba en juego.

El asunto para Cartaginés, por más duro que suene, es que ya Chiqui representa el pasado de los brumosos y Wanchope es el presente, aunque se tenga todo el cariño del mundo para el ídolo, las decisiones de Paulo son las que importan en este momento y los gritos y el resentimiento de poco sirven si quieren que algo que ni ha empezado, camine.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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